Miguel Velasco – De la irresponsabilidad del presidente Torra a la probable dimisión del ministro Ábalos
Es bien notorio que cada paso que da el presidente de la Generalitat catalana Torra en su paranoica deriva independentista es una nueva afrenta ,un prepotente desafío al Estado de Derecho español (que le importa un pito y que, es más, desprecia de la forma más envilecida) y una afrenta hacia concretamente el Gobierno legítimo de Pedro Sánchez. Eso está claro. Y sería muy prolijo el hacer referencia a las sucesivas barbaridades antidemocráticas de que Torra viene haciendo galanura sin que el Gobierno sea capaz de frenarlo ni la Justicia ajusticiar. Sobre todo en muchas de sus actitudes beligerantes, que darían pie a un represión ejemplar.
Pero por citar la última barbaridad que ha salido de la cabeza del irresponsable Torra se focaliza en Eslovenia cuando el otro día compareció, sin que nadie le llamara, para presentar su “Consejo para la República en Bruselas”, situación esperpéntica, como todos ya sabemos, por el tratamiento exhaustivo que ha tenido entre la clase política y los medios de comunicación. Allí Torra afirmaba que hay que tomar como ejemplo la via eslovena independentista para la separación de su Cataluña del Estado español. “Hagamos .dijo. como ellos. Estaremos dispuestos a todo”. Ese todo se refería sin duda a una situación de guerra como se produjo frente al depauperado Gobierno yugoslavo con más de 70 muertos y centenares de heridos en esos diez días fatídicos derivados de la declaración unilateral de independencia del 25-6-91 quebrando así el sistema comunista imperante en la República Federal Yugoslava. Claro visto así, desde la mente enfermiza de Torra (capaz de llevarnos al enfrentamiento armado y la sangre derramada) él quería asimilar circunstancias parecidas con aquella decisión que sirvió luego de ejemplo para el resto de las federaciones (Croacia, Servia, Bosnia,Montenegro… que dieron lugar a la balcanización, de tristísimo recuerdo. Pero Torra (cegado por su sectarismo independentista a todo trance y al precio que sea,ya lo ha dicho varias veces) no acertaba a sopesar que él no cuenta en su loca consulta ni con un 90% de participación ni con el 88% del “sí” al referéndum independentista ni cuenta tampoco que en aquella circunstancia del 91 Yugoslavia era una dictadura comunista ya en descomposición y luego desaparecida, mientras que España —aunque le pese a Torra—es una democracia consolidada y respetado su Estado de Derecho en todo el mundo. Semejante aberración le ha valido a Torra, como no podía ser menos, un aluvión de críticas, un progresivo desprestigio (que se hace extensivo al tal Puigdemont, demonizando el tema desde las sombras de un exilio voluntario y cobarde) como las de José Luis Abalos (Secretario de Organización del PSOE, que ve indecente el ejemplo), Inés Arrimadas (de Ciudadanos) que le acusa de “peligro público”, Iceta (del PSC que le tilda de gran temeridad), el propio Gobierno (no Pedro Sánchez) que le recuerda que ni Cataluña es Eslovenia ni España es Servia; el PP, que ante el riesgo pide la inmediata aplicación del 155; o el recién aflorado VOX que se querella contra el obnubilado dirigente catalán por delitos de provocación, conspiración y proposición para la rebelión y pide su detención por su apelación visionaria; o la alcaldesa de Barcelona Ada Colau (catComú-Podem) calificando las palabras de Torra como una grave irresponsabilidad. Es más, el propio presidente del Parlament Roger Torrent se ha desmarcado de esa ruta eslovena, dejando sólo al insensato.
Por otra parte la tibieza patente del comportamiento de Pedro Sánchez en un PSOE secuestrado está empezando a hacer mella en la inicial fidelidad al presidente por parte de algunos miembros de su hipotecado gobierno, sobre todo en el ministro Abalos que acusa un claro recelo en las cada vez más frías relaciones que sostienen, en las constantes desautorizaciones y ninguneos de que es objeto, por lo que se ve debe estar harto de esas actitudes de pasividad evidentes hacia los problemas reales de este país, incluido el desastre socialista en Andalucía. Esa desazón es muy posible que lleve a José Luis Abalos —más pronto que tarde— a presentarle su dimisión como ministro del Gobierno. Abalos le ha reprochado varias veces la provocación innecesaria que supone para Cataluña convocar allí el Consejo de Ministros para el dia 21 y le exige que también que se deje de tanto viaje insustancial —y gravoso al tiempo para las arcas del Estado— y atienda más las cosas de casa, del país donde, por cierto, el tal Torra ha querido magnificar una simpleza más como mostrar su solidaridad con los colegas presos, protagonizando 48 horas de huelga de hambre. Es evidente que ni tiene pinta de tener hambruna —sino más bien carencia de sano juicio— ni eso fortalece su paranoica deriva hacia un independentismo imposible y a una más que posible reclusión penitenciaria a poco que se descuide y que la Justicia ande un poco diligente en la aplicación de la Ley ante semejantes y reiterados comportamientos de quien tiene en cambio abandonadas sus obligaciones como presidente de una Comunidad Autónoma que no se merece semejante personaje, que ha derivado en cambio hacia la dislocación de la convivencia.