“Las áreas de Educación Física y Música, a las que muchas veces no se les da la importancia necesaria, ayudan al aprendizaje de otras materias como Lengua y Matemáticas”, advirtió el representante del CEIP ‘San José’ — organizador del II Certamen de Coreografías Solidarias — quien también presentó el evento. En la jornada de ayer, la recién estrenada tarima (en el pasado mes de octubre) del pabellón Pedro Delgado, acogió un proyecto reivindicativo de las mencionadas áreas de enseñanza teñido con un matiz solidario, ya que los beneficios obtenidos se destinarán a la ONG ‘Futuro Vivo’.
“En la anterior edición recaudamos alrededor de los 4.100 euros que fueron para la Asociación Española Contra el Cáncer”, comentó el presentador. En esta ocasión, los beneficios ayudarán a una escuela en República Dominicana que nació en 1989, fundada por dos religiosas de Segovia, movidas “por llevar la enseñanza a los niños que no tuvieran oportunidades”, comentaron desde la ONG. El colegio sudamericano cuenta actualmente con un total de 670 alumnos, algunos de ellos se dieron a conocer a través de un vídeo que se proyectó momentos antes del comienzo de los bailes y agradecieron “el esfuerzo de sus amigos de Segovia”.
Los trece colegios participantes — CEIP ‘San José’, CEIP ‘Domingo de Soto’, CEIP ‘Carlos de Lecea’, CEIP ‘Diego de Colmenares’, CEIP ‘Eresma’, CEIP ‘Nueva Segovia’, CEIP ‘Elena Fortún’, CEIP ‘Martín Chico’, CEIP ‘Santa Eulalia’, CEIP ‘Atalaya’, de Palazuelos de Eresma; CEIP ‘San Juan Bautista’, de Carbonero el Mayor; CEIP ‘Los Arenales’, Cantalejo; y CRA ‘Obispo Fray Sebastián’, de Nava de la Asunción — a través de las variadas coreografías, inundaron el polideportivo de ritmo, ilusión, nervios y músicas muy diversas, desde sonidos orientales, pasando por el pop más actual hasta la música clásica. No faltaron detalles tan importantes como un buen vestuario acorde a los movimientos. Chalecos, sombreros, antifaces, lentejuelas, todo era poco para cumplir los dos objetivos principales que planteaba el proyecto.
Los estudiantes, quienes idearon los pasos de baile, no dejaron nada al azar incluyendo en cada movimiento mensajes de compañerismo y solidaridad. Un gran número de orgullosos padres, madres y familiares no dudaron en apoyar y colaborar con la causa observando el espectáculo desde las gradas.
Sin embargo, los niños no fueron los únicos que se animaron a mover el esqueleto. Al final del acto, profesores de varios de los centros públicos se sumaron a la causa, también a través del baile, como preludio a una gran coreografía grupal con la que finalizó el evento.
