Les une el amor por el deporte y, más concretamente, por el fútbol y por la roja: son escritores, músicos, cineastas, bailarines, intelectuales y eruditos que no tiemblan para dar un pronóstico, definir el juego del contrario o convertirse en seleccionadores nacionales desde el sofá de su casa.
Consultados sobre el éxito de la selección en el Mundial 2010, explican la fascinación de este deporte a través de la alegría -o la tristeza- inmediata que causa a miles de personas al unísono y por el sentido de identidad a través de los colores de un uniforme deportivo.
Para el director de cine, actor, productor, guionista y presentador de televisión José Corbacho es «fantástico» que España haya llegado a la final del campeonato de Sudáfrica y confía en que no sea algo irrepetible. Solo lamenta que su padre y su abuelo no vivan para poder verlo.
«Si mis antepasados pudieran, les encantaría volver a este mundo solo para vivir esto», señala.
El escritor Javier Marías, gran aficionado al fútbol, considera que el «tradicional pesimismo» de los españoles «ha dado paso, por una vez, a lo que podríamos llamar ‘la confianza de los inocentes’», una confianza -dice- «con la que a veces se llega muy lejos».
Tanto como para cambiar el espíritu de un país golpeado por la crisis: aunque la vida real de los españoles no varíe tras el campeonato del mundo puede cambiarles «misteriosamente» el ánimo, considera Marías.
«Y si el ánimo y la concordia mejoran, todo lo demás puede hacerlo también», añade el escritor.
A Plácido Domingo, que le encanta el fútbol y sigue a la selección desde «hace 11 Mundiales», le parece que a España «le haría mucho bien» proclamarse esta tarde campeona en la final contra Holanda.
«Pase lo que pase, esto ya ha sido extraordinario. Tenemos un equipo muy sólido, muy joven, dinámico y con mucho futuro que ya ha sido campeón de Europa. En el futuro, Dios dirá», afirma el tenor, que hoy verá el encuentro en el estadio de Johannesburgo.
Da sentido de nación
Otro gran aficionado, Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, destaca cómo este deporte suscita siempre «un fervor de identidad, de sentido de nación».
Pero no es un sentimiento exclusivo de España, dice, y pone como ejemplo lo que ha pasado en Francia la derrota de su selección: «Se ha convertido en una crisis».
Según el presidente del Patronato del Teatro Real, Gregorio Marañón -que no se pierde un partido- la actuación de la selección es «un fenómeno social» como demuestra «la generalización del uso de la bandera española».
Advierte, no obstante, de que «ni la victoria, ni una posible derrota, deberían tener más trascendencia que la deportiva».
Sin ser grandes amantes del balompié, los diseñadores sevillanos Victorio&Lucchino han caído también en la fascinación de la roja. Viven con «verdadera pasión» la actuación española en el mundial y no descartan realizar «algún modelo inspirado en el imponente estilo» de los de Del Bosque.
Y por qué no, los hay, como el saxofonista Iñaki Arakistain, que ven música en los pases de Iniesta, David Villa y Xabi Alonso, ritmos comparables «por la contención y el control» a (nada menos que) Miles Davies.
Hasta el cocinero Ferrán Adriá se rinde ante la magia de la roja: a pesar de la kilométrica lista de espera de El Bulli, le harán hueco a la selección.
En opinión de Adriá, además del juego, hay que destacar la actitud del combinado nacional. «No ha habido ni una cosa malsonante en todo el tiempo que lleva la selección en Sudáfrica y esto es importante, son la imagen para millones de niños y mayores: la educación, el respeto, la manera de entender que esto es un deporte…», sostiene el cocinero.
El bailarín y coreógrafo Joaquín Cortés pide que si España gana la final, el barcelonista Xavi Hernández reciba el Balón de Oro.
«Es el cerebro de la selección y, a nivel mundial, no hay otro centrocampista como él», opina
Esta tarde, el sueño de la final; mañana, como dice José Corbacho, «otra vez a sufrir».
