Al otro lado del Acueducto, donde se apagaba el bullicio de Titirimundi, varios centenares de mujeres ataviadas con el traje típico de segoviana se concentraron a mediodía de ayer para participar en la romería de la Virgen de la Fuencisla, un evento que coge mayor auge cada año que pasa, a tenor del número de asistentes.
La mayoría de las romerías tiene un origen lejano, centenario. No es el caso de ésta, muy reciente —apenas tres lustros de vida—, pero que lleva camino de cuajar y convertirse en una de las importantes. Su iniciadora fue Magdalena Sanz, una mujer de San Lorenzo que, después de emperrarse en recuperar la fiesta de Santa Águeda en su barrio, allá por 1992, quiso que todas las aguederas de Segovia bajaran un día a venerar a la Virgen de la Fuencisla.
La impulsora de la romería, recientemente fallecida, logró su pretensión. Desde entonces, a mediados de los años 90, el segundo domingo de mayo se verifica esta pequeña peregrinación entre el Acueducto y el santuario de la Virgen de la Fuencisla, cuya característica principal es la presencia (multitudinaria) de mujeres vestidas a la antigua usanza.
Desde que el traje de segoviana dejó de ser de uso diario, hace ya muchas décadas, ocupa lugar preferente en los armarios, a la espera de salir el día de Santa Águeda o en algún otro festejo, cual es el caso de esta romería. “Yo saco el traje dos veces al año”, decía bajo una mujer a otra bajo los arcos del Acueducto, mientras tomaban un bollo con un vasito de vino blanco. La romería se ha convertido, pues, en un excepcional escaparate de lo más granado de la indumentaria femenina segoviana, donde se ven todo tipo de manteos, jubones, mantillas y monteras. Había quien, como Angelines Ituero, del barrio de San Frutos, lucía un vestido “antiquísimo, de hace unos 150 años”. De trajes y muchas otras cosas fueron hablando las féminas, mientras amenizaba la alegre comitiva el grupo de dulzainas “Agapito Marazuela” de Valverde del Majano.
“Han venido de casi todos los barrios de Segovia”, decía, orgullosa, una de las organizadoras Cristina Olalla, de Santo Tomás. De la provincia también llegaron, en tropel, desde Navafría, Casla, Cantimpalos, Aldeanueva del Codonal, San Rafael, Nieva o Adrada de Pirón… “Cada vez somos más”, sentenciaba María Fuencisla Manrique, del barrio de San José.
La eucaristía fue oficiada por Julio Alonso, párroco de Santo Tomás, y en la misma actuaron la Coral Hogar Centro y la Rondalla Caja Segovia.
Luego, un pequeño baile en la alameda y, finalmente, el convite, en el hotel Puerta Segovia, con 228 ‘aguederas’ inscritas.