El diablo se ha convertido en el tema estrella de Segovia, quién le iba a decir a él que en pleno siglo XXI seguiría siendo el centro de tormenta y conseguiría sembrar la discordia entre hermanos.
Segovia está dividida en dos: aquellos que apoyan y consideran original la idea de colocar una estatua del diablo en la calle San Juan, para representar la leyenda de construcción del Acueducto; y aquellos otros que se muestran en contra de que la imagen del demonio se una a la del monumento más representativo de la ciudad. En medio de ambos bandos, los que no entienden la polémica surgida, ni por qué se mezcla con la religión una idea que simplemente busca ser un reclamo turístico más para la ciudad.
María Esther Lázaro Hernanz es la promotora de una recogida de firmas que se está llevando cabo en la plataforma Change.org para que el Ayuntamiento dé marcha atrás en su propuesta. Más de 3.000 personas han suscrito ya su petición. La abogada asegura que colocar la estatua del diablo en San Juan “no respeta la estética del Acueducto”. Ella, explica, vive cerca del monumento y respeta todas las ordenanzas y normativas que condicionan la estética del entorno, por lo que no considera oportuno que el propio Ayuntamiento pueda poner una imagen que rompa con dicha armonía.
“No entiendo que se no respete el entorno histórico ni real, me parece una tomadura de pelo”, afirma Lázaro Hernanz, para quien “hay que difundir la realidad, no leyenda absurdas”. De hecho, dice, “también se cuenta en Segovia la leyenda de la Mujer Muerta, pero a nadie se le ocurre colocar una mujer muerta en la Calle Real”.
“Segovia tiene mucha historia que difundir, muchos monumentos, sus torres románicas…, hay tantos argumentos reales, históricos, que son acordes con el sentido común y con la realidad, que acudir a esto, que son leyendas para engañar a niños, me parece ridículo y una tomadura de pelo”, añade.
Asimismo, argumenta que el sitio elegido por Turismo para su colocación “no tiene sentido, ya que es una curva donde ha habido hasta accidentes y han volcado coches; es un sitio estrecho para que haya mucha gente y, además, van a poner una estatua donde no hay una barandilla y hay peligro de caída. No tiene sentido común ni lógica ni en el tema de la seguridad ni de la estética ni de nada, no le encuentro ni pies ni cabeza”.
Por último, Lázaro Hernanz lamenta que el Ayuntamiento no haya contado con la opinión de los segovianos para ver si estos quieren o no que se coloque la estatua del diablo en San Juan, ya que, al fin y al cabo, son ellos quienes tendrán que convivir con la imagen todos los días.
También se oponen a la nueva iniciativa turística los negocios locales del centro de la ciudad, ya que, dicen desde la asociación DeCalles en un comunicado, si a los visitantes y los turistas se les desvía ahora por la calle San Juan, eso puede ser perjudicial para sus negocios al ver reducido el número de clientes.
LA ESTATUA SE PONDRÁ SÍ O SÍ La concejala de Patrimonio Histórico y Turismo sigue sin dar crédito a la polémica surgida en torno a la estatua del diablo. La edil insiste en que se trata de recrear una leyenda histórica de la ciudad, nada más, y que, por lo tanto, su colocación se llevará a cabo a pesar de las críticas que pueda tener. “Todo el mundo habla de la leyenda del Acueducto y el demonio constructor, así que creímos que todo el mundo iba a pensar que es un homenaje a esa leyenda sin más”, dice, “y eso es lo que es” así que no se plantea renunciar a la colocación de la estatua. Es más, la Junta de Gobierno Local aprobará el jueves el convenio con la empresa que se encargará de la fundición de la imagen, anuncia.
Respecto a la recogida de firmas en Change.org, no se muestra preocupada, ya que considera que la exposición de argumentos que la sustenta no tiene sentido. Sí que le preocupa, en cambio, la imagen que se está dando de Segovia fuera de la provincia. “Saltamos a la escena por aquel preservativo de ganchillo totalmente prieto, luego que si estábamos todo el día rezando el rosario y ahora una liga antisatánica… Es patético”, lamenta Claudia de Santos.
Y en cuanto al punto escogido para situar la estatua del diablo, la responsable de Turismo considera que “es el sitio adecuado, es la parte más ancha de la acera y lo que se pretende es conseguir la foto del diablo con el Acueducto de fondo, así que este es el sitio adecuado”.
También quiere aclarar la concejala que la idea de dirigir a los turistas por la calle San Juan no tiene nada que ver con dejar vacía la Calle Real, sino con diversificar los flujos. “Cuando hablamos de esponjar la ciudad estamos hablando de ofrecer una experiencia turística de mayor calidad, nadie va a estar con un látigo diciendo a los turistas por dónde tienen que subir obligatoriamente igual que no lo hay ahora. Lo que queremos es un turismo de calidad, con turistas que tengan una experiencia cómoda, no queremos que los turistas no puedan andar literalmente por la calle ni que los segovianos se enfaden” por la masificación que hay algunos fines de semana y puentes festivos.
Indignación en el comercio y la hostelería
La asociación de comerciantes DeCalles tampoco se muestra a favor de la colocación de la estatua del diablo en San Juan, con la que se pretende abrir el turismo fuera del eje central que forman Acueducto – Catedral – Alcázar. Por ello, hizo público ayer un comunicado en el que asegura que “la última ocurrencia municipal que ha generado polémica no ha hecho más que destapar el verdadero ‘plan diabólico’ que el Ayuntamiento está desarrollando sistemáticamente en los últimos años: destruir al comercio tradicional y atacar a la hostelería del centro de la ciudad”.
La asociación lamenta que “Segovia es una de las pocas capitales de provincia que no cuenta con un responsable municipal para el sector, lo que dificulta tremendamente el diálogo con el Ayuntamiento o más bien lo imposibilita y desde luego ejemplos no faltan”. En este sentido, recuerdan desde DeCalles que “en los últimos años hemos vivido situaciones que afectaban al sector, como la carga y descarga —cuyo horario fue modificado con la excusa de favorecer el tránsito de los turistas, curioso— la ocupación de vía pública, la retirada de cartelería, la normativa de terrazas y un largo etcétera, donde ha sido imposible sentarse a negociar ninguna solución consensuada, la imposición y las sanciones son la única respuesta”.
“Por si todo lo anterior no fuera suficiente —continua el comunicado—, una errática política de obras como la que se padeció en la Calle Real o la interminable duración en la calle San Juan, han provocado que el número de segovianos que se acercan al centro de la ciudad para realizar sus compras o para acudir a la hostelería para su ocio haya descendido de una manera alarmante; el casco histórico está siendo asfixiado poco a poco y las pequeñas tiendas y muchos establecimientos hosteleros tradicionales están cerrando sus puertas”.
Según los comerciantes de DeCalles, “si en algo se mitigaba la pérdida de ingresos es, sin duda, gracias al patrimonio histórico que atrae a miles de visitantes y, afortunadamente, el Ayuntamiento no puede trasladar el Acueducto o la Catedral del centro —aunque sería mejor no dar ideas—, pero en las últimas declaraciones de su responsable de Turismo [Claudia de Santos] ha dejado claro cuál es el siguiente paso para destruir total y definitivamente al sector: «Hay que desviar el flujo de visitantes hacia otra zonas de la ciudad fuera del eje tradicional Acueducto – Calle Real – Plaza Mayor – Alcázar». Hay que reconocerles el mérito, desde luego la idea como puntilla final para el casco no podía ser mejor”.
“No sabemos si una estatua al demonio será una buena idea, aunque sin duda su sede parece muy cercana, el plan desde luego es diabólico”, concluye el comunicado.
