La Segovia solidaria ha salido hoy a la calle en la séptima edición de la Carrera Popular y la Marcha Solidaria organizadas por Caja Rural, a beneficio del Banco de Alimentos. Una cadena humana invadió la capital segoviana para demostrar una vez más su apoyo a causas solidarias, como la recogida de alimentos para los más necesitados. De una forma lúdica, combinando deporte y ocio, marcharon y corrieron por aquellas familias segovianas que aún pasan hambre. Y es que el Banco de Alimentos de Segovia presta su ayuda a más de 3.000 personas en la provincia.
Caja Rural de Segovia decidió hace siete años implicarse en el trabajo que desempeña el Banco de Alimentos y desde entonces ha conseguido consolidar en el calendario segoviano un evento que aúna deporte, gastronomía y solidaridad. Este año fueron unas 1.200 personas las que ataviadas con la camiseta gris y el logotipo amarillo de la marcha, diseñada por Juan Carlos Monroy, tomaron parte en ambas pruebas. Hay que tener en cuenta que por cada corredor adulto se recaudan doce euros, diez por cada marchador y cinco por cada niño. Se desconocía al término de la marcha el dinero reunido a beneficio del Banco de Alimentos, pero la gerente de la Fundación de Caja Rural, Beatriz Serrano, mostraba su satisfacción en la línea de llegada, por el apoyo de los segovianos. “Es lo importante, que esta fiesta reúna a empresas, instituciones, familias, niños y mayores. Eso es lo bonito, que podamos compartir todos este momento, con la música de Ruta 66, y el almuerzo que ha preparado la Asociación de Cocineros de Segovia”. Además, acompañó el buen tiempo, con una temperatura ideal para caminar y correr.
Los más madrugadores, los corredores, se desplazaron hasta el Real Sitio de San Ildefonso, desde donde partió la prueba de 16,5 kilómetros, que une la localidad granjeña con Segovia. Por un camino de subidas y bajadas, los cerca de 400 corredores recorrieron, ya en la capital, calles de los barrios de La Albuera y de San Lorenzo, para llegar a la Avenida del Acueducto. El maratoniano Jesús España fue el ‘padrino’ de la marcha de este año, optando por realizar la carrera. El primero en atravesar la meta fue Mohamed Aloumat, seguido del segoviano Pedro Luis Gómez. En cuanto a las chicas, la ganadora en la categoría fue Eleonor Sidgwick.
Después de los corredores, fueron llegando los cerca de 800 marchadores, a la altura de la iglesia de San Millán. La marcha popular salió desde la Avenida del Acueducto y con un recorrido de siete kilómetros, recorrió los valles del Eresma y el Clamores, para volver hasta la línea de salida y meta. En este punto se situaban los fogones de la Asociación de Cocineros de Segovia, que despedían estupendos olores procedentes del almuerzo solidario que todos compartieron después de hacer deporte. Ayer el menú se componía de: ensalada de garbanzos con hortalizas del Carracillo y vinagreta de naranja, patatas con costilla guisadas y un postre elaborado por Pastelería Anyú. La sobremesa estuvo amenizada con la música del grupo Ruta 66 Cover Banda.
En la meta esperaban a corredores y marchadores numerosas personas que con su presencia quisieron arroparles en la llegada y colaborar de alguna manera con el Banco de Alimentos. La Avenida del Acueducto fue el punto de encuentro para la marcha y carrera de Caja Rural, una cita anual del mes de octubre ya consolidada en el amplio calendario de carreras de la ciudad, cuya recaudación permitirá ayudar a unas cuantas familias segovianas en situación difícil.
El presidente del Banco de Alimentos de Segovia, Rufo Sanz, agradecía de nuevo la colaboración y el apoyo de los segovianos al trabajo que desempeña un grupo de voluntarios, para satisfacer “de alguna manera” las necesidades de los más desfavorecidos. Eventos como el que desde hace siete años organiza Caja Rural de Segovia ayudan a continuar con la importante labor de esta organización, dirigida a más de 3.000 personas en la provincia. “Nos tenemos que valer de la solidaridad de todos los segovianos”, afirmaba ayer Rufo Sanz, aunque reconoce que aún tienen muchas carencias, como la falta de unos medios adecuados: naves, vehículos y cámaras, entre otras, que eviten que se produzcan situaciones como la de este año, con la pérdida para la provincia de más de 30 toneladas de productos perecederos, que se han visto obligados a trasladar a otros bancos de Castilla y León, mejor dotados que el segoviano. “No se han perdido, pero hubieran venido muy bien a las familias de Segovia”, aseguraba Rufo Sanz.
En cuanto al número de personas que en estos momentos atiende el Banco, el presidente explicó que “aumentar no aumenta, pero baja muy despacio”. “Además —apuntó— ahora hemos tenido que añadir a las personas mayores que van a pedir, porque hay familias que dependen de ellos. Antes estas personas, con una pequeña jubilación se iban valiendo, pero ahora, dada la situación, a veces tienen que ayudar a sus hijos para poder dar de comer a sus nietos. Siempre queremos conseguir más alimentos, pero nuestra meta es irnos porque no hagamos falta. Desgraciadamente es muy difícil”.
El Banco de Alimentos está integrado en la actualidad por unos 20 voluntarios fijos, y en días especiales como el de ayer, puede hasta duplicarse. A este respecto, Rufo Sanz hizo un llamamiento a los segovianos para sumar más voluntarios para la “gran recogida”, con el objetivo de lograr que el 80 por ciento de los establecimientos de alimentación, el último día de noviembre y el primero de diciembre, puedan tener voluntarios en todas partes”.
