El colombiano Falcao, Gabi y el argentino Salvio desatascaron con sus goles al Atlético, que se deshizo del Rayo (3-1) con más dificultades de las que se deducen del marcador en un buen partido visitante que a pesar de todo sumaron la tercera derrota seguida.
Definitivamente, lo del Rayo tiene valía. Y su entrenador también. José Ramón Sandoval es el responsable del descaro de su equipo. Un grupo con arrestos, que no se deja intimidar en ningún escenario. No lo hizo en el Santiago Bernabéu, ni en el Camp Nou, a pesar de que salió goleado de los dos estadios, ni tampoco en el Vicente Calderón.
El técnico sabe que tiene mucho que ganar y poco que perder en las grandes plazas e instó a sus jugadores a dejarse la piel, a tener la pelota con la defensa adelantada y a ahogar al rival en el centro del campo. Ante los ‘colchoneros’ lo logró en la primera mitad, en la que descubrió las carencias de los rojiblancos en la zona ancha.
Dispuso Gregorio Manzano de Koke, Mario y Gabi en esa parcela, pero ninguno de los tres fue capaz de mover el esférico con habilidad para surtir de balones a José Antonio Reyes, al que el preparador concedió ayer el indulto provisional, o al colombiano Falcao, que reapareció tras dos partidos ausente por lesión.
Por eso, fue el Rayo el que llevó la iniciativa del encuentro desde el pitido inicial. Lo hizo con Movilla y Javi Fuego como directores y con Lass y Michu como estiletes en el ataque.
Sin embargo, fue Koke el que dispuso de la primera ocasión en un contragolpe rojiblanco. Y a ella le sucedieron un intercambio de golpes en ambas áreas con opciones para los dos conjuntos. La tuvo Piti para el Rayo, de falta directa, y poco después Michu disparó alto a la portería de Asenjo, que volvió a la titularidad tras 21 meses por la sanción del belga Courtois. Y respondió Falcao, que obligó a Cobeño a intervenir.
Pero el partido estaba roto, y con un Rayo alegre, Gabi anotó su primer tanto en el Atlético. Una bella acción de vaselina desde el lado derecho de la portería tras una extraordinaria asistencia de Falcao.
El tanto premió en exceso a los rojiblancos y castigó con dureza a los rayistas, que no se asustaron por el revés y asediaron a Asenjo con más crudeza. Merecieron el empate, pero la suerte no estuvo ni con Michu ni con Tamudo.
Ya en el segundo acto el Atlético resolvió con más eficacia que brillantez. Consiguió deshacerse poco a poco del dominio franjirojo, aunque siguió mostrándose torpe en la creación. Por eso Manzano hizo saltar al terreno de juego al argentino Salvio en lugar de Reyes y otra vez se llevó la bronca de la grada, que protestó con dureza el cambio y ovacionó al sevillano, que abandonó el terreno de juego saludando a su hinchada.
Y poco después se produjo la mejor jugada del conjunto rojiblanco. El brasileño Diego se deshizo en el área de su marcador y sirvió a Falcao, que de cabeza y en plancha sentenció con el segundo tanto ‘colchonero’.
El partido estaba acabado, aunque el Rayo no arrojó la toalla y recibió por ello otro golpe. El que se apuntó Salvio en el minuto 90. Un minuto después Gabi, en propia meta, hizo el tanto del honor de los rayistas que, en líneas generales, no merecieron tanto castigo.
