Aunque la concejala de Patrimonio Claudia de Santos ya había avanzado las conclusiones del estudio realizado por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) para evaluar el impacto del sonido en el Acueducto durante el acto inaugural de las fiestas de San Juan y San Pedro, las III Jornadas Acueducto de Segovia enmarcaron una presentación más detallada del trabajo realizado por el Área de Dinámica de Estructuras del Laboratorio Central del centro, cuyo responsable Eduardo J. López pormenorizó los detalles del trabajo realizado el pasado mes de junio.
Así, el experto del Cedex aseguraba de forma concluyente que los valores del sonido y las vibraciones generadas por el evento y medidas a través de un complejo sistema de parámetros físicos no se aproximaron a las variables más restrictivas aplicadas a monumentos y entornos similares al Acueducto. López manifestó que los valores más altos registrados durante el acto inaugural fueron de 0,22 milímetros de vibración, mientras que el umbral más restrictivo que se aplica es de 1 milímetro, por lo cual “la integridad estructural del Acueducto está totalmente a salvo”.
En cuanto a la dinámica del trabajo realizado, el experto del Cedex explicó que la prueba no sólo contempló el concierto de la artista Diana Navarro, sino las pruebas de sonido previas a su actuación, donde con la colaboración de los técnicos de la artista se realizaron algunas pruebas “con sonidos graves”, donde se obtuvieron algunos de los valores más altos.
Del mismo modo, el lanzamiento del ‘chupinazo’ y los fuegos artificiales propiciaron también valores altos, nunca superiores a la media inscrita en el estudio, mientras que en el resto de los actos incluidos en el programa inaugural los valores fueron “prácticamente inapreciables”.
López valoró las medidas adoptadas por el Ayuntamiento para alejar del monumento el escenario, ya que “el alejamiento de las fuentes sonoras incide en menor manera”, y señaló que el operativo técnico para el estudio constó de la instalación de varios sensores en la base, la parte central y la coronación de las pilas centrales del Acueducto, así como de un anemómetro para registrar el posible impacto del viento en su estructura.
En todos los casos, el experto señaló que los valores “siempre han estado muy por debajo de los umbrales más restrictivos”, y puso de manifiesto que los resultados han sido muy similares a los de las pruebas realizadas en los años 90, antes del corte de tráfico, donde se llevaron a cabo con un importante flujo de vehículos bajo sus arcos.
Pese a ello, reconoció que cada monumento “es muy distinto” en cuanto a su estructura, y la del Acueducto es “muy abierta, al no ser un muro”, pero insistió en que las vibraciones “se notan en la base pero no se transmiten hacia arriba”, y aseguró que los agentes medioambientales como el clima, la vegetación y las temperaturas extremas en invierno o verano tienen mayor incidencia que el sonido.
