El cirujano congoleño Denis Mukwege y la activista yazidí Nadia Murad fueron reconocidos este año con el premio Nobel de la Paz por su labor “crucial” de lucha contra la violencia sexual como “arma de guerra”. “Ambos, a su manera, han contribuido a dar mayor visibilidad a la violencia sexual para que los responsables puedan rendir cuentas por sus acciones”, argumentó el Comité Noruego.
El jurado reconoció que tanto Mukwege como Murad han arriesgado su propia seguridad para combatir “de forma valiente” un crimen de guerra que la activista yazidí sufrió en propias carnes tras ser secuestrada en 2014 por el grupo terrorista Estado Islámico, que raptó a unas 3.000 mujeres y niñas en la parte norte de Irak.
Murad logró escapar después de tres años de “pesadilla” y, desde entonces, se convirtió en una de las principales voces de la minoría yazidí en todo el mundo. En opinión del Comité Noruego, “ha demostrado una valentía poco común al contar su propio sufrimiento y hablar en nombre de otras víctimas” para llamar la atención de la comunidad internacional.
El hermano de Nadia Mourad, Saoul, explicó en la cadena noruega NRK, que cuando habló con su hermana estaba llorando y no podía hablar por la emoción del reconocimiento, que considera una “gran noticia” para no olvidar la tragedia y el sufrimiento vividos.
Por su parte, Mukwege, habitual en las quinielas del Nobel de los últimos años, fue clave para ayudar a miles de pacientes gracias a la labor de su hospital en Bukavu, en la parte este de República Democrática del Congo. El personal del centro ayuda a paliar las secuelas físicas de la violencia sexual en un contexto de guerra.
“No se pueden subestimar los esfuerzos prolongados, dedicados y desinteresados del doctor Mukwege en ese ámbito”, destacó el jurado, que también denunció públicamente las violaciones masivas y criticó a las autoridades, tanto congoleñas como de otros países, por no hacer lo suficiente para impedir que los abusos contra las mujeres sigan siendo un “arma de guerra”.
Al ginecólogo la noticia del premio le ha sorprendido en quirófano, durante su segunda operación del día, según contó él mismo a la fundación del Nobel. En el hospital el galardón fue recibido con emoción y alegría, pero Mukwege quiso acordarse de las víctimas a las que ha ayudado durante estos años: “Puedo ver en las caras de muchas mujeres lo felices que están de ser reconocidas”.
Por trigésima vez, el Comité Noruego reparte el Nobel de la Paz entre dos personas, mientras que Murad es la décimo séptima mujer en recibir el prestigioso galardón, entregado por primera vez en el año 1901.
