Carolina García Garzón es pura energía, pero perfectamente canalizada. Madre, trabajadora y atleta de élite, tiene poco tiempo para casi nada más, pero es rotunda cuando afirma que no piensa renunciar a ninguna de las tres facetas, como tampoco lo hará a vivir experiencias nuevas en la vida. Carolina corre, y corre mucho, como demuestran las cuatro medallas que logró en el pasado Campeonato del Mundo de atletismo en categoría Máster, y lo tiene muy claro: no piensa parar.
– Dicen que la vida es una carrera de fondo, pero en su caso… ¿no da la impresión de que lo está viviendo todo muy deprisa?
– Efectivamente. No sé si es por la edad, porque el año que viene voy a hacer 40 años, pero sí me planteo la vida para disfrutar de cada momento, en todo lo que haces. Si puedes disfrutar de todo, ¿por qué no hacerlo?. Tengo muchos roles, como mucha gente, aparte del normal de madre y de trabajadora, porque soy atleta. Entonces tienes que tener tiempo para entrenar, así que un día normal para mí es el de no parar desde la mañana hasta la noche. La energía la tengo, así que todo lo que pueda disfrutar ahora, eso que me llevo. La vida son las experiencias que te llevas, y quiero vivir muchas.
– ¿Se puede disfrutar de un deporte tan sacrificado como es el atletismo?
– Sí, y más a la edad a la que estoy llegando. Soy afortunada por hacer algo que me gusta, y tener una vida que me permite poder dedicar un par de horas al día a entrenar, poder viajar y conocer gente nueva… te hace ver las cosas desde otra perspectiva. ¿Que se sufre en el entrenamiento? Por supuesto, pero también entrenas con gente, te diviertes, tienes el aliciente de la superación personal que te da mucha satisfacción, y cuando alcanzas una edad, el quitarte la presión de tener unos resultados también es muy importante. Ahora preparo mucho mejor las competiciones a nivel mental, que cuando tenía 23 años y me la jugaba a las becas, a los estudios… ahora no tengo esa presión, y voy a las competiciones a disfrutar. Yo ya he hecho lo que tenía que hacer, y lo que salga está bien.
«Ya no me juego nada en las carreras,
y voy a las competiciones
a disfrutar»
– ¿Entonces disfruta más ahora que antes?
– Sí, pero creo que es más por las experiencias que he vivido. Uno de los aspectos más importantes del deporte es la psicología deportiva, que es algo que antes no se trabajaba más que en el aspecto de la visualización de la carrera. Ahora va más lejos, a cómo afrontas los retos de la vida y del deporte. El estrés de la competición, de jugártelo todo a una carrera, te producía que no disfrutaras del todo, aunque en mi caso sí lo he disfrutado, porque he entrenado en ciudades distintas, he conocido a mucha gente, y si no hubiese disfrutado, no hubiese seguido. Pero ciertamente ahora lo ves desde otra perspectiva.
– (…)
– Existe otro factor importante, como es el ambiente. Además de en la categoría máster, también sigo compitiendo en absoluto con chicas de 18 y 20 años que podrían ser mis hijas, que me hacen muchísimas preguntas y me dicen que les encanta verme, porque me ven como una madre que compite con ellas. Yo pienso que no me va la vida en la competición, y tengo que sacar lo positivo de ella, los valores que tiene, cómo te orienta para ser una persona luchadora… el deporte me ha enseñado muchísimas cosas sobre mi trabajo, como que en ocasiones las cosas no salen como quieres, pero tienes que seguir intentándolo, ponerte metas nuevas que en ocasiones pueden salir, o no. La cuestión es cómo afrontas el daño que te puede hacer no alcanzar esos objetivos.
– Así que cuando uno se quita la mochila de la presión, es cuando mejor rinde.
– Recuerdo el año 2004, cuando fui subcampeona de España absoluta en los 200, y estaba con la Selección Española para ir a los Juegos. Era el año que físicamente mejor estaba, y los test indicaban que iba a bajar de los 24 segundos, pero no era capaz de correr por debajo de 24.80. Existía esa presión, incluso en los medios de comunicación, por eso de que “una segoviana puede ir a los Juegos”. Ello hizo que mi cuerpo no reaccionara. No sé qué hay en la cabeza, pero es así. Fue medio terminar la temporada, saber que no iba a ir a los Juegos, y recuperar las marcas que estaba haciendo antes. Entonces me di cuenta de la importancia de ser positivos e intentar luchar liberándose de esa presión, que tantas competiciones estropea.
– Pero en Máster seguirá habiendo su competitividad…
– A mí me parece bien que haya estas categorías, como hay categorías inferiores. Lo que hay en categoría master es muy buen ambiente, porque al final los que estamos aquí todos trabajamos, o tenemos niños, y hacemos lo que podemos. Pero hay mucho nivel.
Físicamente me encuentro muy bien. Si trabajas la nutrición, el entrenamiento y la mente lo normal es que salgan cosas buenas. Me dicen que si ahora con 39 años estoy corriendo en 24.70, qué no podría haber hecho con 24, pero es que a lo mejor cuando tenía 24 había cosas que no se trabajaban, y quizá lo que había era un sobreentrenamiento. Ahora hay bastante nivel, y aunque me sorprenden mis resultados, me doy cuenta de que aquí no se regalan las medallas, y que en un Mundial viene gente muy buena, como muchos atletas olímpicos que están volviendo a competir. Y eso me encanta. No hay una competitividad mala, sino la sensación extraordinaria de poder competir de igual a igual con gente que ha hecho grandes marcas.
– Y hacer pruebas distintas, porque lanzarse ahora a por las vallas…
– Comencé a hacer vallas cuando era chiquitina, con Manrique. Lo dejé de hacer porque era un deporte de impacto, y mi cuerpo no estaba preparado para eso, pero sí recuerdo que mis primeras medallas las conseguí en los 80 metros vallas. Pero, por casualidades de la vida, entrenando con vallistas me decidí a pasar una valla, y mi entrenador me dijo que no se me daba mal, que si quería las entrenábamos. Y resultó que hice un test en Segovia, y en mi primer 400 vallas hice la mínima para el Campeonato de España absoluto. El tener esa ilusión por hacer entrenamientos nuevos me ha llevado a esta prueba, que estoy entrenando relativamente poco, pero en un año he mejorado mucho, y la quiero dar más prioridad incluso que el 200.
«Me alegra saber que hay personas que han vuelto a hacer deporte después de verme»
– ¿Es mejor que a Carolina García no le pongan un reto por delante?
– Así es. Pero es que todo son experiencias que la vida me brinda. Ahora no tengo los miedos de antes, de ver cómo podían salir las cosas. Si la vida me premia con experiencias nuevas, yo las voy a aprovechar. Ya se verá después lo que pasará
– ¿Dónde guarda todas las medallas?
– Por fin he podido colgarlas en casa. He cogido una pared entera, y las he colgado todas. No sé cuántas tengo, pero para mí ha resultado muy bonito poder hacerlo, porque tú te ves como una persona normal y no lo valoras tanto. Pero cuando las ves expuestas piensas “vaya, todo lo que hay colgado aquí”, y evidentemente no es por el valor económico, sino por el esfuerzo que hay detrás de cada una. Pienso que estoy viviendo una vida muy bonita, y algo que una persona normal no vive. ¿Que ha ganado cuatro medallas? Claro, pero antes las he tenido que correr, no me las regalan. He tenido que bajar a Málaga, volver a subir, forrar 27 libros, celebrar el cumpleaños de mi hija, volver a bajar a Málaga… así que claro que me lo he tenido que trabajar. Pero en el caso de que los resultados no hubieran salido, también hubiese estado contenta.
– ¿Seguirá hasta que el cuerpo aguante?
– Efectivamente. A mí lo primero que me dejó alucinada cuando empecé a competir en Máster fue entrar en un estadio, ver a personas de 70 años corriendo a unos ritmos que me impactaron muchísimo. Quiero llegar a esa edad haciendo eso, porque la calidad de vida que tiene esa gente es increíble. Hay personas que suman más de 100 años y participan en pruebas de carrera, y está viajando por el mundo. Si yo con 80 años estoy disfrutando de viajar, del deporte y del ambiente extraordinario que existe en estas competiciones, pues mejor eso a estar en una residencia. Siempre hay tiempo para empezar a hacer algo de deporte, con tus chequeos médicos y tu control, porque te va a dar una calidad de vida muy buena durante los próximos 20 años.
– ¿Cuando era joven, como quién quería ser?
– No tenía un referente claro. En el tema de la velocidad las que más corrían eran las negras, pero es que tenían unas condiciones físicas que yo no tenía. Me fijaba entonces en las rusas, pero después me enteraba de que tenían problemas de dopaje. Así que no tenía un referente claro, aunque veía entrenar a Yolanda Reyes, o a Julia Alba, que corrían muchísimo. Quien más me llamaba la atención era Marlene Ottey, que con 52 años aún competía en categoría absoluta, pero hablamos de atletas con un nivel físico espectacular.
– Ahora será usted el referente.
– Hay atletas que me comentan que han vuelto a competir porque me han visto a mí hacerlo a buen nivel, y se han animado. Si con mi historia puedo ayudar a que haga deporte y que se encuentre bien, pues más feliz todavía. Cuando empezaba en Máster, me fijaba en una atleta, Emilia Paunica, con la que había competido en absoluta, y pensé en volver un poco gracias a ella. Para mí no es una responsabilidad ser un referente en este sentido, porque cada uno tiene su vida, y en ocasiones no es fácil compaginarlo todo. Pero creo que, si lo quieres, buscas la fórmula para hacerlo.
– Y hacerlo bien.
– Por ejemplo, en el relevo 4×100 que hicimos el récord de España estuvimos practicando mucho, nos dijimos que íbamos a pelear por hacerlo bien sin nada que reprochar si había errores, y al final hicimos cada una un promedio de 12.20 que es un marcón. Hay equipos absolutos que hacen esas marcas, y nosotras lo hemos hecho con más de 35 años. Eso sí es un orgullo para mí, como lo es haber sido campeona de Castilla y León absoluta y octava de España el año pasado.
– Así que se mantiene en la élite.
– Sí, pero yo estoy a una escala baja, porque Ruth Beitia ha sido campeona olímpica con 37 años, Ángel David Rodríguez tiene un año menos que yo y sigue ganando Campeonatos de España… ¿qué puedo decir de ellos? No necesito que me digan que hay personas que han vuelto al atletismo por mí, pero me alegra muchísimo saberlo, porque sé que me lo dicen de corazón, y si en algo puedo ayudar, aquí estaré.
