La situación que viven los segovianos del Recinto Amurallado es insostenible ya, por eso los responsables de la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado (AVRAS) lanzaron esta mañana un “SOS Barrio, porque estamos asistiendo a una paulatina muerte anunciada del casco histórico”, lamentó el responsable vecinal, Pedro Montarelo.
El malestar es común también entre los comerciantes de la zona, que ven cómo en su barrio el acceso a los servicios públicos y las complicaciones para circular afectan a sus negocios, aseguró Montarelo, quien añadió que el cierre de la cuesta San Juan “es la gota que colma el vaso, porque las obras han agudizado determinados problemas”.
Además, dijo, “tenemos la sensación de que ya hemos agotado todos los medios, como las conversaciones con el Ayuntamiento”. De hecho, aseguró que las que han tenido hasta ahora son infructuosas y que desde hace unos 20 días esperan la respuesta a una nueva comunicación que enviaron a la alcaldesa, por ello han decidido denunciar públicamente la situación que están viviendo.
Para AVRAS, “nuestros gobernantes no ven el Recinto Amurallado como un barrio, sino como un centro de un único negocio, el turismo. Y como consecuencia de esto, se está produciendo un grave despoblamiento del barrio”, lamentó Alfonso Álvarez.
Despoblamiento que se debe a la elevada media de edad de los habitantes; al continuo vaciado de organismos y servicios públicos —se han llevado a otros barrios la Biblioteca Pública y el INSS y lo harán próximamente los juzgados; se cerró el Hospital Policlínico; se cerraron también el colegio de las Jesuitinas y las sedes de la Universidad de Valladolid; etcétera— y todo ello provoca que cada vez haya menos negocios de servicio público, como tiendas de alimentación, ferreterías, librerías, etcétera.
El problema para AVRAS es que, desde el Ayuntamiento, “no se ponen en marcha políticas para revertir la despoblación, sino más bien al contrario”; y no confían en que el Plan Especial de Áreas Históricas (PEAHIS) sirva para repoblar el barrio, ya que las nuevas casas que se construyan seguramente no sean ocupadas por vecinos de Segovia, sino que se destinarán a apartamentos turísticos, alquileres para estudiantes de la IE University o segundas residencias para visitantes.
“Lo prioritario para el Recinto Amurallado es concretar medidas políticas para repoblarlo, pero no con turistas o habitantes de fin de semana, sino con residentes y negocios continuos”, insistió Álvarez.
EL TRÁFICO “Es evidente que el Recinto Amurallado, con una traza de calles medieval, no está preparado para un volumen intenso de tráfico”, aseguró Álvarez, pero afirmó que los vecinos del barrio “realizan un uso muy limitado del vehículo, priorizando siempre los traslados peatonales y en transporte público, eso sí, cuando existió”, dijo en relación a la falta de autobuses durante las obras de la cuesta de San Juan.
El problema es que, “hasta ahora, todas las medidas adoptadas de reorganización del tráfico en el barrio se han hecho sin consultar una sola de ellas, de forma previa, con la Asociación de Vecinos, y con negativas a todas y cada una de las sugerencias realizadas”, a pesar de considerar ellos que sus propuestas serían beneficiosas para el barrio.
Y a ello hay que sumar que el cierre de la calle San Juan y de otras vías por obras “suponen el crecimiento exponencial del tráfico por vías no preparadas para ello, como lo son las calles Taray, Doctor Velasco, Vallejo, Valdeláguila, San Nicolás, San Quirce, Yza Gidelli y otras adyacentes que sufren continuos atascos, ruidos, peligros para peatones con movilidad reducida y otros muchos problemas”.
La solución, aseguraron, no pasa por peatonalizar el Recinto Amurallado, como pretende el Ayuntamiento, sino por decidir a quién se permite el paso al barrio, ya que los vecinos tienen familiares que vienen de visita, los negocios tienen clientes y proveedores, los organismos públicos tienen funcionarios que vienen a trabajar… y todos ellos necesitan acceder al barrio.
Por ello, “entendemos que la peatonalización es una propuesta negativa y lo positivo sería estudiar a quién se permite la entrada”, insistió Montarelo, y buscar aparcamientos disuasorios.

