Al otro lado del teléfono, el catedrático responde a las preguntas formuladas tras el anuncio de Bruselas de que se avecina una recesión profunda y prolongada. Trabaja como analista para distintas instituciones y ha asesorado a políticos de envergadura. Se le considera próximo al PP, pero en el PSOE le tienen por experto al que hay que escuchar con atención y mantiene buenas relaciones con los economistas. Explica los porqués del anuncio de las autoridades comunitarias, que llega cuando Italia y Grecia viven una profunda convulsión provocada por cuestiones económicas, y llega a conclusiones que no son nada optimistas. El panorama que presenta es de una negritud inquietante.
Es la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, no se equivoca Bruselas cuando advierte de una recesión profunda, que evidentemente va a afectar a España. El sistema financiero nacional es solvente, muy sólido, pero en estos momentos la solvencia de los bancos, de todos, está en cuestión en el escenario internacional. La prueba es que no prestan dinero, y no es difícil entender por qué: saben que no existen garantías de que les puedan devolver lo prestado. La recesión es seria y va a dejar huella.
En 2010, Alemania, Francia e Italia tuvieron una cierta recuperación, pero nosotros no, y además, nuestra tasa de paro es brutal. El informe de la UE dice que el continente no va a crecer en los dos próximos trimestres, y a nosotros nos va a tocar más, porque el golpe nos coge debilitados. Si Rajoy gana las elecciones, se va a encontrar una economía en recesión y una práctica suspensión de pagos de varias regiones. Por otra parte, su equipo tendrá que abordar una profunda reestructuración de los bancos para que el sistema financiero siga su camino.
No, no soy pesimista, sino realista. Europa no va a rescatar a Italia, no tiene fondos para hacerlo, tampoco se hará cargo de España. Pero si Italia no hace bien los deberes y se ve obligada a pedir ayuda al Banco Central Europeo, a nosotros nos meten en el mismo saco, en el de los países que no saben resolver sus problemas y no aprueban los necesarios planes de ajuste.
La ventaja que tiene el país transalpino sobre nosotros es que se trata de una nación rica, con gran potencial industrial, muy competitiva, y que además tiene su deuda en manos patrias.
Nosotros tenemos un déficit público disparado y la prima de riesgo en unos límites que jamás pensamos que se podrían alcanzar. Por otra parte, en Europa se han producido hechos muy graves, que nos afectan a todos. La amenaza de Papandréu de convocar un referéndum ha sido de una irresponsabilidad inconcebible en un jefe de Gobierno. Le ha costado el cargo, claro. Y también es una locura la propuesta de Sarkozy y Merkel de crear un núcleo duro dentro de la UE con los países más solventes. Eso significaría el fin de la UE, no se pueden proponer dos velocidades cuando la economía está por los suelos. Esa propuesta rompe los principios fundacionales de la unión continental.
Concretando lo que espera al próximo presidente español, el escenario es como para que se le quiten las ganas de acceder al Gobierno. Antes del día 31, a la semana de tomar posesión, tiene que aprobar el decreto de ajuste del presupuesto prorrogado, porque algunas de sus propuestas electorales deben ser aprobadas antes de que finalice el año.
Eso lo sabía José Luis Rodríguez Zapatero cuando convocó elecciones para el 20 de noviembre, no puedo evitar pensar que lo hizo a propósito, para poner las cosas aún más difíciles a Mariano Rajoy, porque el socialista hace meses que está convencido de que va a ganar el popular, lo sé de buena tinta.
Pero además de ese problema, de esa necesidad de tomar decisiones muy importantes en plenas Navidad, en 2012 tiene el próximo mandatario del Ejecutivo un problema muy serio: nos vence el pago de 330.000 millones de deuda. Y si llega la fecha y no se ha conseguido generar la necesaria confianza y expectativas de crecimiento, será difícil llegar a acuerdos para prorrogar el pago de ese descubierto, o para conseguir unas condiciones aceptables para hacerle frente.
La voz al otro lado del teléfono, curiosamente, no se altera ante el negro panorama que describe: Aunque aquí estemos hablando permanentemente de los mercados, que es su culpa y que hay que controlarlos, hay algo realmente evidente, que esa entelequia llamada mercados, entelequia porque cantidad de gente que sigue la actualidad no sabe qué son, se están portando bastante bien con España. Desde luego, nos tratan mejor que a Italia. ¿La razón? Pues supongo que piensan que el futuro Gobierno va a actuar razonablemente.
La confianza es clave, ya lo he dicho, y si gana Rajoy, que todo el mundo económico piensa que va a ganar, va a actuar con cabeza. La formación conservadora tiene un buen equipo económico, y aunque no vaya a contar con Rodrigo Rato, que está en otra cosa, en la complicada gestión de Bankia, el referente de José María Aznar se tiene muy presente. Cogió España en una situación muy complicada, aunque no tanto como la de ahora, y sin embargo logró unos resultados impensables cuando se hizo con el Gobierno.
La confianza, vuelvo a decir, es un elemento fundamental para salir de una crisis. Sin confianza no se sale, y existe la sensación generalizada de que Rajoy va a tomar las decisiones que hacen falta, aunque le cueste tener la calle «inflamada», como dice Bono. Los sindicatos se van a desquitar de los ocho años de inactividad en la calle, con excepción de aquella huelga que convocaron con la boca pequeña y con escaso interés de que saliera bien, no querían poner a Zapatero contra las cuerdas.
Pero bueno, tengo la sensación de que Rajoy ya cuenta con ello, con eternas manifestaciones en la calle. Una pena, porque no está el país como para paros generales y conflictos laborales. Por cierto, no saldremos de esta situación sin una reforma laboral seria. Profunda, sin complejos. Nos la exige Europa, pero lo pide también nuestra propia dinámica: sin esa reforma será difícil crear empleo. Y si no creamos trabajo, no hay cuotas a la Seguridad Social, ni consumo, ni posibilidad de pagar las pensiones o los servicios públicos … eso que repite Rajoy constantemente.
Y en ese punto, tiene toda la razón: sin empleo no saldremos del bache y seguiremos adelante. No se trata de solucionar la angustia de las familias, que también, sino de salvar este país, de sacarlo de una crisis que nos ha puesto en la peor de las situaciones.
