La Casa Blanca recibió con agrado un alentador informe sobre el empleo divulgado el viernes, pero advirtió que habrá un camino lleno de baches en el futuro y pidió mayores acciones para incentivar la creación en el sector privado.
La economía estadounidense tuvo una ganancia neta de 162.000 puestos de trabajo netos en marzo, la cifra más alta en los últimos tres años, aunque la tasa de paro se mantuvo en un 9,7%, según informó el Departamento de Trabajo. El fomento de puestos laborales estuvo impulsado por la contratación en trabajos temporales y en la Sanidad, mientras que la pérdida fue encabezada por el sector financiero y de los medios de comunicación.
Los expertos coinciden en señalar que es una señal positiva, pero todavía no es suficiente. La mayoría de los analistas había augurado que la tasa de desempleo se mantendría en el 9,7 y había calculado una ganancia neta de 200.000 puestos de trabajo. Entre los nuevos contratos por parte del sector público, el informe destaca los 48.000 empleados temporales que el Gobierno necesitó para realizar las labores del Censo de 2010. Por su parte, el sector privado generó 123.000 empleos, la cifra más alta desde mayo de 2007. El manufacturero agregó 17.000 más en marzo, mientras que la construcción creó 15.000, tras una pérdida de 72.000 puestos de trabajo durante el último año.
La cifra total de desempleados en Estados Unidos supera los 15 millones, de los que un 44,1% (6,5 millones) son considerados paratos de larga duración, aquellos que llevan 27 semanas o más sin oficio. Desde que comenzó la recesión en 2007, la economía norteamericana ha perdido cerca de 8,4 millones de empleos.
El Departamento de Trabajo revisó los datos del mes anterior, en los que la cifra de desempleo fue de un 9,7% y hubo una pérdida neta de 14.000 puestos laborales, que inicialmente había reportado como 36.000.
El presidente estadounidense, Barack Obama, consideró ayer «alentadora» la creación de 162.000 empleos en marzo. «He tenido que dar malas noticias durante este año pero hoy -por ayer- es un día diferente», confesó Obama ante los empleados de una fábrica de Carolina del Norte. «Hemos sabido que la economía ha producido un número significativo de trabajos en vez de una pérdida sustancial. Estamos saliendo del túnel», afirmó.
El mandatario señaló que cuando llegó al cargo la economía estadounidense atravesaba por la crisis más grave desde la Gran Depresión y se estaban perdiendo entre 700.000 y 800.000 puestos laborales al mes. Agregó que el Gobierno no puede revertir los daños de la recesión «de la noche a la mañana», ni devolver los ocho millones de ocupaciones que se han perdido en este período.
Sin embargo, aseguró que puede ayudar a crear las condiciones para que el sector privado, «el verdadero motor del crecimiento de actividades laborales», vuelva a contratar de nuevo.
Por su parte, la secretaria de Trabajo, Hilda Solís, apuntó que «el informe de este mes es una señal alentadora» y que estas cifras «muestran que se han tomado los pasos necesarios», e incidió en el plan de recuperación económica.
No obstante, manifestó que su cartera continúa preocupada por las personas que buscan trabajo desde hace más de seis meses, y se comprometió a seguir buscando soluciones en áreas como la Sanidad y las energías limpias.
Asimismo, el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner, consideró que «una tasa de cerca de un 10% de paro es completamente inaceptable», y señaló que las familias y los trabajadores se preguntan dónde están los empleos prometidos por el Ejecutivo.
«Ninguna cantidad de trabajadores temporales del Censo financiados por los contribuyentes pueden enmascarar» las acciones del Gabinete de Obama, al que acusó de «estrangular» a las empresas con impuestos para pagar la recién aprobada reforma sanitaria.
