Una cincuentena de familias afectadas por el derrumbe de 144 nichos del cementerio de Montjuïc de Barcelona presentaron ayer lunes una querella en los juzgados barceloneses por presuntos delitos de profanación de cadáver, daños, prevaricación, malversación y falsedad documental.
En rueda de prensa, presentaron la querella los abogados Miguel Durán y Miguel Ángel Durán del bufete Durán & Durán y José María de Palacio del despacho Palacio-Lassaletta Abogados, junto a la representante de los afectados Núria Miñana, que lamentó que tras más de nueve meses del derrumbe aún desconocen dónde tienen a sus familiares y afirmó que les reabrieron el luto: “No sabemos si nunca más volveremos a saber dónde están”.
Los abogados se querellan contra el presidente de Cementiris de Barcelona y concejal de Presidencia, Eloi Badia; el gerente de Cementiris de Barcelona, Jordi Valmañan, y la antropóloga que ha dirigido la exhumación, Dominika Nociarovà, en nombre de 20 propietarios de los nichos.
Trato lamentable
Hicieron hincapié en el trato “lamentable” a las familias por parte del Ayuntamiento y su total falta de interés en el esclarecimiento de los hechos y la asunción de responsabilidades.
El 15 de septiembre de 2017 un bloque de 144 nichos del cementerio se hundió, y según el relato del abogado José María de Palacio, solo se avisó a unos pocos familiares, que al acudir constataron que se estaba actuando en la zona con retroexcavadoras y “se estaban removiendo los cuerpos” sin la presencia de ningún arqueólogo o antropólogo.
Lamentó que entonces el consistorio diera unas explicaciones “muy pobres” a las familias, asegurando que fue un accidente fortuito inevitable, y que tras meses del suceso, solo hay 26 personas identificadas a nivel antropológico, y ninguna prueba de ADN realizada.
El abogado Miguel Ángel Durán explicaron que consideran que hubo profanación por el “atentado a la dignidad” de los difuntos al revolver la zona con retroexcavadora, dificultándose su posterior identificación, y puso de ejemplo que, para identificar a un cadáver, se citó a su cuñado para la prueba de ADN.
Núria Miñana explicó que están “indignados” y que sienten impotencia ante la falta de explicaciones, y que lo único que quieren es que sus seres queridos vuelvan a estar en sus nichos, en las mismas condiciones en las que estaban previamente.
