Gonzalo aún deja entrever la emoción de estos últimos días, cuando su equipo se coló, tras muchísimo esfuerzo, en primera división. Por cercanía, Cuéllar se liga al Real Valladolid, más en circunstancias como estas, y son muchos los aficionados incondicionales que han sido partícipes de este éxito.
Pero Gonzalo, cuellarano, lo ha vivido desde dentro. Es fisioterapeuta del equipo técnico del Real Valladolid desde hace tres años, y cuenta que esta temporada ha sido especial a todos los niveles. El objetivo desde el mes de julio fue ascender. “Tanto por marketing como por objetivos deportivos, después de cuatro temporadas en segunda, había que subir a Primera División”, comenta. Asegura que la temporada ha sido algo irregular, que les costó arrancar hasta que “cogieron el hilo” con el primer entrenador de la temporada, Luis César Sampedro. Una racha de entre diez y doce partidos les devolvió la fuerza, con empates y victorias en las que destacaba el buen juego, aunque pegaron un bajón en diciembre. Sin embargo, el equipo supo responder; el partido con el Córdoba y el posterior cambio de entrenador fueron el punto de inflexión. Llegó Sergio González Soriano, y “se cambió el chip”. Mentalizados, empezó otra buena racha hasta acabar metidos en playoff.
Pero el mérito es de mucha gente, y tanto Luis César como Sergio han contribuido a este ascenso, porque este era el objetivo. Gonzalo describe los últimos días con ilusión, “porque el trabajo realizado por todos, tanto directivos como equipo técnico y médico, ha sido increíble, hemos sido una piña y el ambiente en vestuarios era genial”. Primero fue contra el Osasuna; solo tenían que ganar, pero no se confiaron. “Llevo tres años allí y nunca había visto el estadio lleno, 26.000 personas”, comenta, lo que da buena cuenta de la magnitud de este logro. Luego llegó el partido contra el Sporting de Gijón, donde también se jugó muy bien. “El equipo estaba muy mentalizado”, señala. Después llegó el Numancia, con un 0-3 -un fuera de juego les dejó sin su 0-4-, y en casa, el empate apoteósico. “Fue marcar Mata y yo no sabía si saltar al campo ya, no sabía ni cuándo se había pitado el final”, recuerda emocionado. “Te vienen un montón de momentos a la cabeza, te acuerdas de tus primeras patadas al fútbol, en el patio del colegio, con los amigos, el chándal roto… y gente que me animaba mucho, como Borja”, cuenta.
Y es que el recuerdo de Borja del Olmo sigue vivo, tanto en el mundo taurino como en el del fútbol, porque él los llevaba unidos al correr siempre con su camiseta del Real Valladolid. Gonzalo tuvo un bonito gesto, un momento para el recuerdo de otro cuellarano que hubiera disfrutado de este ascenso como el que más. En las celebraciones, Gonzalo se atavió con una de las camisetas realizadas para las fiestas pasadas en recuerdo de Borja, con la que muchos corrieron los encierros de 2017, y que no podía faltar en el ascenso a Primera División del Real Valladolid. “Hice lo que me salió en ese momento, las cosas, cuando vienen, hay que hacerlas”, explica Gonzalo, que llevó esa camiseta preparada gracias a Lourdes,otra cuellarana, y confiado en el éxito de su equipo.
SU TRABAJO Gonzalo es fisioterapeuta junto a otros dos compañeros en el equipo. Se dedican a temas de vendajes, recuperación, hidratación de entrenamientos y asistencia durante los mismos. Cada mañana se reparten el trabajo y si hay que atender las lesiones, uno de ellos lo hace. También hacen postentrenamiento, y reconoce que este año ha habido muy buen trabajo de preparación física, con muy pocas lesiones, pocas graves. Y eso es mérito de sus compañeros y de él, por lo que el ascenso es “un poquito suyo, un poco de todos”. Pendiente de la confirmación para el año que viene, espera con ganas para visitar estadios míticos y viajar. Lo considera el trabajo de su vida, porque le encanta el fútbol, pero reconoce que su trabajo en clínica en Cuéllar es necesario, “para no descolgarse o apalancarse”.
Son muchos los jóvenes que sueñan con este trabajo, al que él llegó después de un master de Fisioterapia y Recuperación Deportiva, y le correspondían prácticas en equipo. Después de desestimar Barcelona por plazos, habló con el jefe de prensa y el director deportivo, y a través de los servicios médicos, mediando con Pablo Crespo y hablando con el doctor Alberto López, entró directo a realizar un trabajo del que todos acabaron tan contentos que, con esfuerzo, le ha permitido disfrutar de esta “increíble experiencia”.
Gonzalo anima a todos los jóvenes a que prueben, a que se formen todo lo posible, y si debe ser así, acabarán trabajando en un gran equipo.
