La portavoz del grupo municipal de Ciudadanos se chocó ayer contra un muro al proponer al pleno una moción para instar al propio Ayuntamiento a controlar que los establecimientos de comida del recinto ferial cumplan con los requisitos sanitarios.
A pesar de que todos los grupos se mostraron de acuerdo en el fondo de la cuestión planteada —el hecho de que aquellos que sirven comida durante las ferias tienen que cumplir unas normas de salubridad—, se calificó a las concejalas de la formación naranja de oportunistas, puesto que la moción llegaba al pleno un día después de haberse inaugurado ya las ferias, según el portavoz de Izquierda Unida; o por llevar este asunto al pleno, cuando podía haberse tratado en comisión, como alegó el concejal del Grupo Municipal Popular José Luis Huertas.
Pero, sobre todo, porque el control que pide Ciudadanos “ya se hace”, aseguró el portavoz del equipo de Gobierno, Alfonso Reguera, quien anunció además que había un “pequeño problema competencial”, puesto que los controles sanitarios de los establecimientos permanentes depende de la Junta, pero el control de los provisionales —como es el caso de los puestos de las ferias— debe hacerlo el Ayuntamiento, que no tiene inspectores de Sanidad para ello; problema que ya se ha resuelto gracias a un acuerdo entre ambas instituciones, dijo.
Así pues, insistió Reguera, “lo que se pide ya se está haciendo”.
No gustó nada a García Orejana el rechazo de su moción, al entender que se rechazaba controlar la salubridad en los puestos de las ferias —“quiera Dios que no pase nada”, llegó a decir en un tono demasiado elevado—, por lo que tuvo que intervenir la propia alcaldesa, Clara Luquero, para aclararle de nuevo que “no es que votemos en contra [de la moción] porque no se quiera hacer [el control sanitario de los puestos], es que ya se está haciendo”.
