Poco se puede contar que no se haya contado ya del nuevo jefe del Ejecutivo. Con 46 años acaba de acceder a la Presidencia del Gobierno, siendo uno de los políticos más joven en conseguirlo, pero su camino no ha sido fácil, ya que durante su vida política ha sufrido varios varapalos.
Gran amante del baloncesto, fue concejal del Ayuntamiento de Madrid entre 2004 y 2009, y en ese mismo año consiguió un escaño en el Congreso de los Diputados. Comenzaba entonces a darse a conocer y a adquirir fama dentro de su propio partido, que le eligió para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general del PSOE en 2014, siendo la cara de la regeneración política de los antiguos partidos, necesaria para hacer frente a los nuevos grupos políticos que comenzaban a comer terreno al bipartidismo tradicional.
Fue candidato a la presidencia en las elecciones generales de 2015 y 2016, consiguiendo los peores resultados para los socialistas en democracia. En ambas ocasiones se negó a apoyar a Mariano Rajoy para que el Partido Popular gobernara. La frase del ‘no es no’, que repitió hasta la saciedad, dividió a su partido y se vio obligado a dimitir como secretario general del PSOE; renunciando también a su acta de diputado nacional.
Sin embargo, siempre contó con el apoyo de las bases socialistas y en junio de 2017 retornó a la Secretaría General del partido tras imponerse en las primarias internas a los otros dos candidatos: Susana Díaz y a Patxi López.
Apenas un año después, sin tener ni siquiera un escaño en el Congreso de los Diputados, ayer fue nombrado presidente del Gobierno tras lograr sacar adelante una moción de censura, algo inédito también durante la democracia moderna.
Durante todos estos años, Pedro Sánchez ha visitado Segovia y su provincia en varias ocasiones. La mayoría de ellas, lógicamente, por motivos laborales, como secretario general de los socialistas, para apoyar a su gente y, cómo no, a hacer campaña como candidato a la Presidencia del Gobierno en 2015. Y es que en Segovia cuenta con un fuerte grupo de apoyo, de hecho también aquí hizo campaña dentro de las primarias de su partido para volver a hacerse cargo del Partido Socialista en abril de 2017.
Pero también ha venido a título personal a disfrutar de la ciudad, de su gastronomía y su oferta cultural. De hecho, en la última edición del Festival Internacional de Títeres, Titirimundi, el pasado 12 de mayo, estuvo paseando por el casco histórico y asistió como espectador a varios espectáculos en la calle.
También en mayo, pero de 2015, estuvo Sánchez en Segovia para darse un baño de masas, ya que aprovechó su visita para saludar a las miles de participantes de la Marcha de Mujeres justo cuando estaban en el Acueducto. Ese día demostró su cercanía repartiendo cientos de besos, aguantando tirones —es alto y algunas, para reclamar su atención, no dudaban en tirar de él hacia abajo— y con una sonrisa siempre en la cara.
Inmediatamente después, visitó EL ADELANTADO, ya que había concertado una entrevista en exclusiva con el diario decano de la prensa segoviana. Aquí pudimos ver a un Pedro Sánchez cercano, hablando de aquello que más le gusta, el deporte, comentando anécdotas con los redactores de su vida diaria, de lo complicado que puede llegar a ser conciliar la vida laboral con la familiar… aunque eso sí, cuando hay que cambiar el chip no le cuesta lo más mínimo y en cuanto se encendió la grabadora apareció el político. Su familia, en un discreto segundo plano, esperaba fuera a que terminara la visita para continuar su domingo por Segovia.
Más desapercibido pretendió pasar en abril de 2017, cuando acudió a un concierto en la sala Beat Club con su mujer. Tocaba el grupo de indie pop Rufus T Firefly y la pareja disfrutaba del concierto como unos fans más, aunque su presencia en la sala se hizo pública enseguida a través de las redes sociales, acabando con la tranquilidad del anonimato que le proporcionaba la oscuridad del Beat Club. A partir de ahora le será incluso más complicado pasar desapercibido allá donde vaya.
