La promesa de cambio que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca llevaba implícita la idea de eliminar las políticas de su predecesor que dañaron la imagen de EEUU. Por ello, el presidente norteamericano anunció ayer el abandono del proyecto de escudo antimisiles de George W. Bush, tras constatar su Administración que la amenaza real de Teherán no es inmediata, pero no obstante se comprometió a impulsar «un nuevo sistema de defensa» para contrarrestar la posibilidad de ataques con cohetes de corto y medio alcance iraníes «capaces de alcanzar a Europa».
Obama justificó la decisión de dejar el programa adoptado en 2007 -que preveía establecer una torre de radar en República Checa y 10 misiles interceptores en Polonia- después de que una evaluación de la Inteligencia estadounidense haya rebajado la amenaza potencial procedente de la República Islámica y tras completar un examen exhaustivo del anterior proyecto.
«Esta decisión fue guiada por dos factores principales: primero hemos actualizado nuestra evaluación de los programas balísticos de Irán» y, en segundo lugar, por los «avances específicos» en materia de defensa antimisil, «especialmente en lo que se refiere a los interceptores de base por tierra y aire y sensores que los respaldan», aclaró Obama.
No obstante, el dirigente se comprometió a impulsar «un nuevo sistema» para contrarrestar las amenazas de posibles ataques con cohetes de corto y medio alcance. «Nuestra nueva arquitectura de seguridad en Europa proporcionará defensas más fuertes, más inteligentes y más rápidas a las Fuerzas Armadas americanas y sus aliados», aseguró el presidente.
El secretario de Defensa, Robert Gates, explicó, por su parte, que Estados Unidos desplegará inicialmente barcos provistos del sistema Aegis con interceptores de misiles SM-3, fabricados por la empresa Raytheon, para ayudar a defender a los aliados europeos y a las fuerzas norteamericanas de amenazas balísticas provenientes de Teherán y otros en el marco del nuevo programa de escudo antimisiles.
El vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, el general del Cuerpo de Marines, James Cartwright, sostuvo que el Pentágono prevé mantener tres buques en todo momento en y en la zona del Mediterráneo y el Mar del Norte para proteger «áreas de interés», sin descartar la posibilidad de aumentar el número de navíos en la región en caso necesario.
La segunda fase del sistema, explicó Gates, implicaría el despliegue de SM-3 actualizados e instalados en tierra hacia 2015. «Ahora tenemos la oportunidad de desplegar nuevos sensores e interceptores en el norte y el sur de Europa que, a corto plazo, puedan prestar cobertura de defensa antimisiles contra amenazas más inmediatas de Irán y otros», indicó, precisando que están en marcha negociaciones con Polonia y República Checa para la instalación, en una fase posterior, de sistemas de intercepción en tierra.
El ministro de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, aseguró que EEUU desplegará misiles Patriot en su territorio.
El anuncio se produce pocos días antes de la llegada del presidente ruso, Dmitri Medvédev, a Estados Unidos para participar en la Asamblea General de la ONU y la cumbre del G-20 en Pittsburgh. El propio dirigente elogió la decisión de Obama y admitió estar dispuesto a «continuar el diálogo» bilateral. «Apreciamos el enfoque responsable del presidente encaminado a implementar nuestros acuerdos», señaló.
