Sin incidentes, rápido y entretenido. Así se podría describir el primero de los encierros campestres que Cantalejo celebró ayer enmarcado en las fiestas en honor a la Virgen de la Asunción y San Roque.
El chupinazo que anunciaba la suelta de los cuatro toros no tardó en sonar puntual a las nueve de una mañana clara, que ya apuntaba que sería calurosa.
Los cuatro novillos salieron con mucha fuerza tras los bueyes, pero no tardaron demasiado en separase. Tres de los animales se hermanaron y avanzaron unidos, y el otro se desvió solo hacia la parte izquierda del recorrido.
Aproximadamente un kilómetro antes de llegar a la zona del encierro urbano los caballistas intentaron volver a unir a los novillos con los tres cabestros. Los más de 100 caballistas que acudieron al encierro se repartieron eficazmente para acompañar a los tres animales que avanzaban unidos, al rezagado y a los bueyes.
Los astados terminaron el recorrido hasta llegar a la Plaza de Toros de forma rápida y sin tener que lamentar ningún incidente y alrededor de las 9.40 horas de la mañana ya se encontraban en el interior del coso.
La afluencia de gente y aficionados fue muy elevada, y las vallas que cerraban todo el camino del encierro estaban ocupadas por entero. El tramo final de campo, comúnmente conocido como “el embudo”, en el que el recorrido se estrecha, estaba especialmente abarrotado de espectadores, dispuestos a captar la estampa de los astados, cabestros y caballistas en un bello paisaje campestre.
El concejal de Festejos, Flaviano de Miguel, comentó que el encierro celebrado ayer fue muy rápido. Apuntó que incluyo podría haber marcado un tiempo record en la duración de los encierros en la localidad de Cantalejo.
Para el deleite de los presentes, es típico que los toros, una vez dentro de la plaza, vuelvan a salir durante unos minutos más para continuar brevemente el encierro. El recorrido se cerró a la altura de la carretera de Sepúlveda y los animales volvieron a recorrer una distancia de aproximadamente 300 o 400 metros.
Finalmente, los astados entraron por última vez a la Plaza de Toros alrededor de las diez de la mañana.
Vaquillas
Tras el fin definitivo del encierro campestre, todos los que estaban tras las talanqueras se desplazaron hasta la Plaza de Toros. En ella, se procedió a la suelta de dos vaquillas, como viene ocurriendo tras este tipo de festejos taurinos.
Mozos y peñistas disfrutaron practicando osados recortes, quiebros y saltos a las vaquillas. Para los que no pudieron asistir y los que deseen volver a disfrutar de una mañana de campo, sol y toros, hoy a la misma hora se celebrará el segundo y último encierro campestre a las nueve de la mañana, siguiendo el mismo recorrido que el celebrado ayer.