El Adelantado de Segovia
viernes, 28 noviembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

«Esteban Vicente es Marca España y el reto es hacerlo visible en Europa»

por El Adelantado de Segovia
22 de abril de 2018
en Segovia
FOTO: TERESA SANZ TEJERO

FOTO: TERESA SANZ TEJERO

Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

“Es mucho más fascinante adentrarse en nuestra fisiología que pensar que algo es mérito de Cupido”

“La provincia que más depósitos tiene del Museo del Prado en toda Castilla y León es Segovia”

“Busco rescatar del olvido la herencia jurídica hispana reivindicando su profundidad conceptual”

El año que Esteban Vicente inauguró el Museo de Arte Contemporáneo de Segovia ella comenzaba sus estudios universitarios de Historia del Arte. No sospechaba en 1998 que acabaría dirigiendo el único museo de arte moderno que disfruta la ciudad histórica de Segovia. Asumió la responsabilidad en un momento especialmente difícil, cuando el centro de arte veía recortado presupuesto y personal. Lleva casi tres años multiplicando esfuerzo para divulgar la importancia del Expresionista Abstracto que rebautizó el Palacio de Enrique IV.

— ¿En qué momento se encuentra el museo de Arte que cumple su vigésimo aniversario?
— Después de la debacle sufrida en el Museo, sobrevivimos con dignidad y con un rumbo de actividades acorde al presupuesto de que disponemos. En el último Pleno, el patronato del Museo aprobó un presupuesto de 520.000 euros, cantidad que supone un poco más con respecto al año anterior, porque la Diputación dio una aportación extraordinaria de 30.000 euros para un proyecto expositivo.
Mantenemos el mismo número de visitantes que el año anterior, en torno a los 15.000. Nuestra pega fundamental es que no se han sumado más patronos al Museo. Lo ideal sería poder incrementar el presupuesto anual y para ello se necesitarían patrocinadores estables que nos permitieran llevar a cabo más actividad e intentar ampliar el personal, que está bajo mínimos. Somos realistas y sabemos lo que nos gustaría y lo que tenemos. Nuestros principales patrocinadores son las instituciones públicas: Ministerio de Cultura, Junta de Castilla y León, Diputación Provincial y Ayuntamiento de Segovia, además de la Fundación americana Esteban y Harriet.

— ¿Se han reconducido las relaciones con la Fundación americana que durante años fue gran financiadora del museo?
— Digamos que en stand by. La realidad es que cuando asumí la dirección no daban dinero y a partir del Pleno celebrado en el Patronato de 2016 empezaron a aportar 50.000 dólares, no para gastos fijos pero sí para actividad. Es muy positiva su reincorporación pero lo ideal es que la reactivación de su aportación fuera para gastos fijos; es la única manera de saber con qué contamos. Fallecidos los anteriores responsables de la Fundación americana, los nuevos representantes de la Fundación han vuelto a considerar su compromiso y este año han aportado, de momento, 25.000 dólares para actividad y están pensando en dar otro tanto, pero condicionado a sus deseos de difundir la obra de Esteban Vicente. En definitiva es lo que el museo hace siempre, pero haciéndolo más evidente.

— ¿Cómo se mueve la colección de Esteban Vicente?
— Tratamos de que logre la mayor difusión posible con los medios de que disponemos.
Inauguramos el 11 de abril una exposición en el Museo de Arte contemporáneo de Alicante con una selección de obras que compusieron la muestra ‘La pintura tiene que ser pobre’. Alicante exhibe ahora esas obras maestras que enlazan muy bien con la trayectoria de Esteban Vicente que, antes de irse a Estados Unidos, se movió por distintos lugares de España y Europa. En España, enlazó estancias por Madrid, Barcelona, Ibiza, Murcia y Levante, donde se reunían una serie de artistas importantes de la época -como Ramón Gaya, Juan Bonafé o Pedro Flores- que suponían una cierta novedad con respecto a lo que se estaba haciendo anteriormente.
Esta exposición supone devolver a Esteban Vicente al lugar donde desarrolló su creatividad artística antes de su marcha a EE.UU y donde, por esta circunstancia, se concentran un importante número de coleccionistas de su obra. Por otra parte, el museo de Alicante tiene mucho que ver con el de Segovia. En envergadura es el hermano mediano, estéticamente muy similar y la obra expuesta allí queda impresionante y explica la evolución de Esteban Vicente desde el inicio de su carrera como expresionista hasta su ultima obra.
Además, en junio se prestará la colección de toys a la Fundación Eugenio Granell, de Santiago de Compostela, Ya el año pasado hicimos una exposición de juguetes de Eugenio Granell y Esteban Vicente. Y esa misma exposición se va a mostrar en Galicia. Tenemos que dedicarnos a difundir la obra de Esteban Vicente y las dos exposiciones programadas este año cumplen con ese propósito pero nuestro objetivo es dar el salto a Europa.

— ¿Quiere decir que la obra de Esteban Vicente es más conocida en Estados Unidos que en Europa?
— Sí; al fin y al cabo, Esteban Vicente vivió en Estados Unidos durante 65 años y es más visible y conocido allí que en Europa, donde la presencia del artista nacido en Turégano se centra en París y en Londres circunstancialmente. Divulgarlo más y mejor es nuestro reto para que tenga esa gran repercusión en Europa, donde hasta ahora solo la ha tenido muy puntualmente. Su obra se mostró en París, en la colectiva ‘Monet y la abstracción’, que tuvo un inicio en el Thyssen y viajó luego a París y, más tarde, en Dublín, donde hubo una exposición relacionada con Morton Feldman y se seleccionaron dos obras de Esteban Vicente. Sería muy importante mostrar su obra en los lugares donde él estuvo antes de instalarse en Estados Unidos; París y Londres son los dos grandes destinos deseados. Llegar a los museos europeos es más complicado porque tienen programaciones mucho más cerradas; es difícil entrar y sería conveniente poder hacerlo a través del Instituto Cervantes, que podría ayudar a abrir esas puertas.

— ¿Les requieren obra de Esteban Vicente para otras exposiciones?, ¿Cómo se desarrolla esa política de préstamos entre museos?
— Trabajar en este sentido es difícil porque si renunciamos a la colección de Esteban Vicente durante tres meses y las cosas no van bien, y no tenemos patrocinadores para poder hacer alguna exposición, nos quedamos sin obra que exponer.
Tenemos que hacer encaje de bolillos, con lo que tenemos. Este año está cubierto de esta manera. Para el próximo año estamos preparando una exposición importante que relaciona la obra de Esteban Vicente con un artista de la misma generación. Es un proyecto conjunto con otro centro de arte contemporáneo de España que pretende ser una importante aportación para la historiografía del Expresionismo Abstracto Americano.

— ¿Qué fondos componen esa colección permanente?
— Son 153 obras de Esteban Vicente de todas sus épocas. Óleos, dibujos, collages, un tapiz, acuarelas y obra gráfica. A este fondo donado por Esteban Vicente y Harriet a Segovia, hay que añadir una veintena de obras de otros artistas que han ido exponiendo en el centro de arte de Segovia y han ido donando obras a la colección del museo y hasta ahora nunca se han expuesto. Contamos también con un archivo significativo, proveniente de la segunda mujer de Esteban Vicente, la poetisa puertorriqueña María Teresa Babín, compuesto por álbumes de fotos, recortes de prensa, dibujos y cuadernos de artista de los años 60 al siglo XX. Sería muy interesante mostrarlo pero la ausencia de fondos nos impide por el momento restaurarlo y exhibirlo.

— El Museo de Arte de Segovia divulga la obra de Esteban Vicente pero ¿quién se encarga de ‘vender’ Esteban Vicente en España, rotas las relaciones de la Fundación americana con la que fue su galerista, Elvira González?
— En estos momentos por paradójico que resulte, no hay galerista de Esteban Vicente en España. Es algo extraño porque ellos, como Fundación Harriet-Vicente, deberían intentar tener en España un enlace. Nosotros no somos mercado artístico; nuestra labor es investigar, estudiar y divulgar su obra, pero no vendemos su obra y ellos no tienen ninguna plataforma que les promocione la obra para vender en España.
Nosotros somos el soporte intelectual pero el soporte mercantil debería tenerlo una galería que no hay. Sí es cierto que este año se ha hecho una exposición, ‘Gesto y Color’, en la Galería Marc Domenech, de Barcelona, y ahora pueden verse en Guillermo de Osma obras que proceden de la Fundación americana, a través de la galería estadounidense de Esteban Vicente: Ameringer You. Esas han sido las únicas noticias que he tenido de galeristas españoles que se ocupan de la obra de Esteban Vicente, pero lo hacen de forma puntual.

— ¿Qué siente la directora del Museo cuando ve los óleos de Esteban Vicente en los telediarios?
— Te hace pensar que su firma es Marca España y es un orgullo. La pena es que esas imágenes no tengan una repercusión directamente asociada al nombre de Esteban Vicente y este museo de Segovia. Una vez pusimos en facebook una pregunta: ¿sabes alrededor de qué artista se sientan los grandes mandatarios del mundo que visitan La Moncloa?..y aquello tuvo una cantidad enorme de comentarios. Muy pocos sabían que esos grandes óleos con las manchas de color, delante de los cuales aparece el presidente del Gobierno, son obra de Esteban Vicente, que está presente en esa sala donde Mariano Rajoy recibe a los mandatarios de otros países, además de decorar otra sala de reunión de los ministros. Son depósitos del Museo Reina Sofía, la pinacoteca nacional, que atienden al gusto del presidente, de su entorno más cercano o seleccionados por su gabinete de imagen. Son ellos quienes eligieron contar con cuadros de Esteban Vicente en las salas más representativas de la oficialidad, de ahí que se haya convertido en marca España.

— Sin un presupuesto tan limitado, ¿cuál sería su museo ideal?
— Mi museo ideal pasaría en primer lugar por ampliar sus instalaciones. Así tendríamos un edificio dedicado a exposición permanente y otro destinado a la exposición temporal. No tendríamos que cerrar cada vez que cambiamos exposiciones, lo que produce trastorno para nosotros y para el público, porque hay que condenar el servicio público que ofrecemos. Los talleres, por ejemplo se interrumpen. Con más espacio podríamos tener un taller de didáctica permanente, porque al final La Capilla se convierte en sala multiusos para actividad multidisciplinar de todo tipo: conferencias, ciclos de cine, presentaciones de libros… Todo se hace ahí y si tuviéramos más espacio funcionaríamos mejor. Podríamos tener un taller de restauración, un almacén grande, que nos permitiera -en el hipotético caso de que tuviéramos dinero- ampliar nuestra colección que, aunque no tiene muchas lagunas, sí hay alguna de ciertas etapas que quedan algo cojas. Y podríamos ir haciendo nuestra colección de arte contemporáneo, con adquisiciones unidas a las donaciones que tenemos de manera que pudiéramos crear exposiciones propias con esos fondos. Abriríamos la biblioteca al público porque disponemos de un fondo bibliográfico especializado en arte contemporáneo y en Expresionismo Abstracto Norteamericano -por estar Esteban Vicente adscrito a este movimiento- muy destacada. No está abierta al público por falta de espacio. Puede consultarse en el Museo, pero no se prestan libros porque no hay bibliotecario; antes sí la había, pero los recortes dejaron el personal en menos de la mitad.

— ¿Qué análisis le merece la cifra de 15.000 visitantes que recibe el museo anualmente?
— Sé que inicialmente resulta escasa, comparada con los visitantes que reciben los monumentos históricos más significativos de la ciudad Patrimonio de la Humanidad que visitan los turistas, pero creo que es una cifra que se compensa por la veracidad del interés. El que viene lo hace movido por auténtico deseo de ver arte contemporáneo, de conocer la obra del expresionista abstracto y por el interés concreto de las distintas actividades que organizamos. Nuestros visitantes no responden a esa otra movida que generan los museos. Aquí no hay espacio para tienda ni para cafetería, atractivos muy demandados en otros museos. Si pudiéramos económicamente, pues contaríamos con esos motores de atracción. La tienda ayudaría a elevar los catálogos hechos de Esteban Vicente y de otros autores. Pero la realidad es que ni por espacio ni por dinero se puede hacer. La cifra se compensa sabiendo que el público que acude lo hace movido por deseo propio, no contagiado del efecto llamada de las masas. Ojala que vinieran en vez de 15.000 visitantes, 50.000, pero insisto en la conveniencia de ser realistas. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos.

— ¿Quiere decir que atrás quedó la época de bonanza económica y los proyectos de ampliación?
— Sí, queda muy atrás. Desde 2012, la crisis económica obligó a rehacer las propuestas y es lo que hay. Tenemos 520.000 euros de presupuesto al año, cuando este museo llegó a tener cerca de millón y medio de euros. De los quince trabajadores, hemos pasado a ser cinco más dos personas: el personal de seguridad y una persona que ofrece las visitas y talleres didácticos. Hay que adaptarse a la situación real.

— ¿Pensó alguna vez en llegar a la dirección del centro?
— Puedo asegurar que llegué a la dirección sin proponérmelo, por sorpresa. Cuando ocupé la dirección (en julio hará tres años), llevaba 13 años trabajando en el museo y las circunstancias que obligaron a rehacer su presupuesto y actividad me hicieron pensar que podría irme a casa porque era de las últimas que había entrado. Se sabía que iban a reducir la plantilla fija, posiblemente a la mitad, por razones económicas porque la profesionalidad nunca estuvo en entredicho. Lo asumí con gran vértigo y, por otra parte, con absoluta responsabilidad.

— Ha trabajado con los dos anteriores directores del Museo: Ana Martínez Aguilar y José María Parreño. ¿Le han ayudado a definir su modelo de gestión?
— He tenido dos maestros que me han abierto camino. José María Parreño ha sido quién ideaba las exposiciones, comisariando muchas de las grandes muestras celebradas y he podido aprender muchísimo de él, porque daba la oportunidad de poder crecer y aprender y libertad para tomar decisiones. Era el intelectual de aquella pareja laboral. De Ana Martínez quizás haya aprendido lo que tiene que ver con la gestión. Yo estoy haciendo el trabajo que hacía antes aumentado, porque me enfrento a la búsqueda de patrocinios, lo que nunca había hecho, y a comisariar exposiciones, escribir textos, buscar hilos conductores para que se sostengan…, ahora toca hacer de todo.

— Su primera exposición propia ha sido la que abrió el año del vigésimo aniversario: ‘La pintura tiene que ser pobre’?
— Monográfica de Esteban Vicente, sí. Es la exposición que más me ha emocionado en el sentido de explicar todo lo expuesto a través de un texto como hilo conductor. He sentido a la hora de explicarla que devolvía algo de todo lo aprendido.
Porque mi responsabilidad última es no defraudar a Esteban Vicente que decidió volver a su ciudad, enterrarse en este museo junto al legado que dejó a Segovia, donde nació y esa lucha de mantener el museo es por él; por alguien que triunfó en Estados Unidos, llevó el nombre de España y es el único nombre representante del Expresionismo Abstracto junto con José Guerrero. Tenemos una responsabilidad muy grande.

— El 28 de abril se cumplen los 20 años del museo. ¿Cómo se celebrará el vigésimo aniversario?
— Es un aniversario especial y lo celebraremos el día 27, involucrando a un artista invitado, de relieve: Miquel Navarro, cuyas obras guardan similitudes con nuestro Expresionista abstracto. Las ciudades horizontales que Navarro realiza en hierro, aluminio y terracota, remiten en cierto modo a los pequeños toys de Esteban Vicente y su ‘Ciudad Roja’, en hierro colado, dialogará con dibujos y collages de los paisajes urbanos interpretados por Esteban Vicente.

— Los ‘Amigos del Museo’ se han convertido en el mejor apoyo civil para los centros de arte. En Segovia, ¿se han incrementado?
— Creo que exponencialmente la cifra de Amigos del Museo Esteban Vicente es elevada y para nosotros realmente importante. Han crecido sobre todo en cuanto al número de empresas Amigas, que llegan casi a la treintena entre un total de 180 Amigos del Museo. Son una figura que muestra decididamente el apoyo a la misión de la institución cultural y sirven de vínculo entre el museo mismo y la sociedad. Cumplen con la función de, por un lado, acercar el museo a los ciudadanos y, por otro, ejercer de portavoz de la sociedad sobre las inquietudes culturales.

— Entre los visitantes que recibe el museo, ¿algún nombre de esos que le alegran el día a un gestor de museo?
— Si alguna visita me ha hecho especial ilusión, por inesperada, ha sido la de Vicente Todolí, que ha sido director de uno de los museos más importantes del mundo, la Tate Modern Gallery de Londres, y fue el historiador que recuperó la figura de Esteban Vicente para España, en 1987, cuando se hizo la gran exposición de Esteban Vicente en el Banco Exterior de España, en Madrid. Con la exposición ‘La Pintura tiene que ser pobre’, vino el viernes anterior a clausurarla y fue un gran orgullo que se desplazara a nuestro museo. Le gustó mucho que hubiéramos reproducido el texto que él hizo hacía treinta años, Como texto vintage tenía todo el sentido. Se acercó a ver la exposición y fue un placer conocerle. Estoy en contacto con muchos artistas, visito sus estudios, conozco sus vivencias y todo este recorrido te permite aprender constantemente. Siento que le debo mucho al museo, que me da la oportunidad de tener relaciones enriquecedoras. No puedo más que estar agradecida porque esto ha sido la oportunidad de mi vida.

— ¿Por dónde pasa el futuro del museo?
— Si conseguimos que la economía se estabilice y logramos entender la importancia de la cultura para la sociedad creo que este y otros museos empezarán a vivir una vida más tranquila. Nuestro problema es que tenemos pocos recursos económicos y humanos. Mantener tres exposiciones al año con una plantilla de 5 personas es cuando menos estresante. Creo que en todos los museos hay mucha vocación y sin esta parte vocacional no saldría el trabajo adelante. Si conseguimos que la gente vea que el museo tiene una función educativa muy importante, además de la función divulgativa del patrimonio, la cultura, el arte y la historia, podremos llegar a más empresarios y apelar a la sensibilidad de más gente que aporte fondos que redunden en ampliar la actividad museística, porque si todas las actividades extraordinarias las tenemos que financiar extraordinariamente, necesitamos a la sociedad como gran aliada.

“El Museo Esteban Vicente es un islote de contemporaneidad que cumple un papel único”

— ¿Qué aporta el Esteban Vicente a la vida cultural de Segovia?
— Es el islote de contemporaneidad en una ciudad con tanta historia de tantas épocas diferentes. Ves las estadísticas de visitantes que reciben la Catedral y el Alcázar y nuestros 15.000 visitantes están a la cola, pero el Museo Esteban Vicente tiene un papel único y complementario de todo lo demás.
Nació con el objetivo de investigar y difundir la obra de Esteban Vicente, pero como centro de arte contemporáneo tenemos igualmente la misión de atender a los artistas y movimientos más importantes del siglo XX y XXI, a través de la organización de exposiciones y actividades que redundan en beneficio de la ciudad.
Somos un centro multidisciplinar y dinamizador de la cultura de Segovia como foro de encuentro entre distintos personajes relacionados con el mundo del arte contemporáneo: artistas, críticos, comisarios, conservadores, galeristas e historiadores generan un ámbito de pensamiento y debate. El museo sienta las bases de su actividad en el compromiso social que le es innato por la labor educativa que ofrece, subrayando la importancia del arte a la hora de vivir una experiencia de crecimiento personal y mejora de las habilidades sociales, al mismo tiempo que se aprenden a utilizar y distinguir técnicas y materiales.

— ¿Su cifra de visitantes revela el interés por el arte contemporáneo?
— El ser humano rechaza lo que no entiende. Ni siquiera nos damos una tregua para intentar entender. Si ves la exposición actual ‘El Bosque de Ofelia’, de Sofía Madrigal, y no hace falta ser crítico de arte de larga trayectoria para entender la grandeza de su pintura, pero la etiqueta de ‘arte contemporáneo’ echa para atrás a mucha gente. ¡Cuantas veces oímos esas expresiones que, en definitiva, revelan desprecio de lo que no entendemos. «Buah…Esas manchas de color las pinta mi hijo!». Pues no, no lo pinta su hijo; lo crea un artista en cuya obra hay todo un proceso de gestación de la idea, con una estructura y una jerarquía de planos que distribuyen los colores. No a todo el mundo le tiene que gustar Esteban Vicente, ni Tapies ni Picasso, pero no por ello el arte contemporáneo es menos importante. Antes hablábamos de la cultura de masas y eso es lo que sucede con el patrimonio de Segovia: la gente va a ver lo que se supone que hay que ver. Cuando vas a una ciudad visitas los grandes monumentos y el museo de Bellas Artes para conocer su historia, pero el museo de arte contemporáneo se queda siempre para el final o para otro tipo de público, singular, pero esto no es un museo elitista, al revés: intentamos hacer actividades que acerquen al público al arte moderno y crear sinergias con otros museos. Pero, el turista viene con el tiempo limitado y va a ver lo tradicional que, por otra parte, es muy loable y necesario.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda