De azul se tiñó el Acueducto esta noche para dar visibilidad, un año más, al Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), ya que hoy lunes se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Terminaban así una serie de actos realizados por la tarde para acercar esta diversidad funcional al resto de la sociedad.
El más destacable, la venta de torrijas en favor de la Asociación de Autismo Segovia, organizada en colaboración con la Asociación de Cocineros. Más de 450 torrijas se vendieron en menos de una hora, demostrando una vez más la solidaridad de los segovianos. “Segovia se vuelca en cada acto que hacemos y nosotros no podemos más que dar las gracias. Esto es indescriptible, pones a la venta 400 torrijas que piensas que ni de broma se van a vender un domingo de Semana Santa, y no solo vendes las 400, sino que vendes las que hay de más, tienes que ir a buscar platos…”, explicaba Susana Guri, presidenta de la Asociación de Autismo Segovia.
Ignacio García, representante de la Asociación de Cocineros, también mostró su alegría por acabar con todas las existencias, ya que ellos siempre colaboran con las actividades que organizan los segovianos.

Tras las torrijas, se rememoró el Récord Guinness conseguido el año pasado con la jota bailada a los pies del Acueducto por más de 700 personas. Ese acto dio una gran visibilidad tanto al TEA como a la asociación, reconoció Guri, por lo que en el último año han sido muchos los adultos que se han acercado a la asociación.
“Y eso es lo importante, conseguir visibilidad”, apunto Guri, “lo de menos al final es lo que recaudas, lo importante es que la gente sepa que el Trastorno del Espectro del Autismo está ahí, que nos toca de cerca y que hay muchas personas con TEA en Segovia, porque ese es el primer paso para poderlo normalizar”.
Respecto a las novedades que hay en la Asociación Autismo Segovia, explicó la presidenta que “hemos puesto en marcha un proyecto pionero de robótica, que está financiado Bankia y ha sido el más votado a nivel nacional. Consiste en trabajar con los chicos mediante la robótica, con Lego y programación informática. Mejoras con ello muchísimo la atención y luego a parte trabajas un montón de habilidades y como son cosas que a ellos les encantan pues es de las terapias a las que van con más ganas”.
Este proyecto lleva en marcha desde el mes de septiembre y “está funcionando fenomenal, de hecho se va a quedar como una terapia más, tengamos o no financiación para continuar el proyecto”, afirmó.
Se une así al resto de terapias que se ofertan en la asociación de logopedia, de estimulación cognitiva, de apoyo psicológico, de trabajo en las habilidades sociales, de apoyo escolar, de psicomotricidad o de deporte adaptado, con el fin de que luego sea inclusivo.
Susana Guri: “Segovia se vuelva en cada acto que hacemos y nosotros no podemos más que dar las gracias”
“Trabajamos muchos aspectos —recordó Guri—, porque cada persona necesita algo específico y nosotros trabajamos lo que la persona necesita”. Sobre todo de cara a conseguir una inclusión social de las personas con TEA, algo “fundamental”, aseguró, porque “la mayoría se da cuenta de que no son iguales y de que la gente no les trata igual. No son iguales porque ellos dicen que no son iguales, notamos las diferencias y esas diferencias nosotros decimos que les enriquecen. Ellos salen preparados, pero la sociedad todavía no está preparada para recibir a gente a la que enriquece esa diversidad”.
También es importante en este sentido conseguir un diagnóstico “lo más precoz posible, porque cuanto antes se empiece a trabajar con ellos mucho mejor resultado se va a obtener y mucha mejor calidad de vida van a tener en un futuro”.
Respecto a las personas a las que se atiende en la Asociación de Autismo Segovia, Guri explicó que ascienden ya a 27, de entre 2 y 54 años, lo que supone “un abanico bastante amplio, porque a raíz del Récord Guinness algunos adultos se vieron reflejados en lo que yo contaba de lo que era el Trastorno del Espectro del Autismo y vinieron a vernos y a diagnosticarse”.
Asimismo, reconoció que actualmente “la gente se da cuenta de que su hijo es diferente y no pasa absolutamente nada, así que van a un sitio en el que sacar el máximo potencial, como cualquier padre. En definitiva lo que queremos es que nuestros hijos sean felices, tengan o no tengan diversidad funcional. Así que la gente se va quitando esos miedos y cada vez vienen más a pedirnos ayuda”.
