El avistamiento de posibles restos del avión de Air France desaparecido señala el inicio de lo que podría ser una de las operaciones más complicadas de la Historia para recuperar la caja negra y saber qué sucedió en el vuelo.
El aparato, que en realidad está compuesto por dos dispositivos independientes que contienen la grabación de voz del piloto y datos instrumentales, es la mejor opción para descubrir por qué el Airbus desapareció en una tormenta en el Atlántico cuando se dirigía a París con 228 personas a bordo.
Los dispositivos están diseñados para enviar señales de localización cuando alcanzan el agua, pero simplemente encontrarlos representa una de las tareas de recuperación más desalentadoras desde la búsqueda del Titanic y, con suerte, podría llevar meses, según los expertos.
Si están en aguas tan profundas como algunos temen, a 4.000 metros o más, los sumergibles no tripulados serían puestos a prueba hasta el límite. Desastres anteriores han llevado a avances en las cajas negras que dan esperanzas de poder averiguar qué sucedió.
«Hay una buena oportunidad de que la grabación sobreviva, pero el principal problema sería encontrarla», declaró Derek Clarke, director gerente adjunto de Divex, con sede en Aberdeen, Escocia, que diseña y construye equipamiento para buceo comercial y militar. «Si piensas en lo que se tardó en encontrar el Titanic y que los restos (del avión) serían más pequeños, estás buscando una aguja en un pajar», apuntó.
Las cajas negras tienen una luz de aviso subacuática denominada faro que se activa cuando la grabación se sumerge en agua. El faro puede transmitir a profundidades de hasta 4.300 metros, según el Consejo de Seguridad Nacional en el Transporte de Estados Unidos.
Clarke pasa el tiempo preparándose para lo inimaginable como parte de una red de la industria que está en espera para contribuir en el rescate de submarinos.
Pero las profundidades de esta parte del océano exceden en gran medida los 600 metros en los que cualquier buzo podría intentar un rescate submarino con éxito, según un experto de buceo de la Marina Real británica.
Las cajas negras darán luz sobre lo que le sucedió al vuelo; sin embargo, Air France ya se ha apresurado a afirmar que un rayo pudo ser la causa del siniestro, a la vez que las autoridades galas y estadounidenses descartaron que se tratara de un atentado terrorista.
La primera de las teorías fue echada por tierra ayer por el comandante de Air Europa Nemesio Cubedo, un piloto con más de 10.000 horas de vuelo en aviones de largo alcance de Boeing y Airbus, incluidas 600 horas en el modelo A330-200, que descartó como hipótesis que el avión desaparecido en pleno vuelo pudiera haber sido derribado por un rayo.
«A cualquier piloto de línea aérea que lleve dos minutos en este negocio le ha caído no un rayo, sino más de uno. A todos nosotros nos ha pasado y jamás pasa nada», aseguró el comandante Cubedo al ser preguntado por la posibilidad de que un relámpago hubiera podido provocar la caída del aparato.
El también vocal del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial indicó que, cuando recibe un impacto durante una tormenta, el avión actúa como una esfera de Faraday, sin oponer resistencia al paso de la corriente, por lo que el relámpago entra por un punto de la aeronave y sale por otro. Cubedo admitió que un rayo sí podría quemar «algún equipo», pero incidió en que «en absoluto» puede llegar «hasta el punto de derribar un avión».
El triste final de una luna de miel idílica
Anna Negra, que viajaba en el vuelo de Air France desaparecido el lunes en la ruta entre Río de Janeiro y París, se había casado hace menos de un mes en las cavas Raventós i Blanc, en Sant Sadurní d’Anoia, y es miembro de la conocida familia vitivinícola catalana. La mujer, de 28 años, había contraído matrimonio a principios de mayo con Javier Álvarez Quero y ambos habían ido a Brasil en viaje de novios.
La joven había decidido regresar sola y visitar a su familia en Barcelona antes de volver a su domicilio en Dubai (Emiratos Árabes), mientras que su marido había viajado en un vuelo anterior y ya se encuentra en Dubai.
Anna Negra es prima hermana del actual presidente de las cavas Raventós i Blanc, Manel Raventós Negra, una de las empresas más importantes de Sant Sadurní d’Anoia y creada el año 1986.
La joven vivía desde hace tres años en Dubai, donde trabajaba en la empresa de consultoría Delta Partners.
Por otro lado, Andrés Suárez Montes, el ingeniero sevillano de 38 años que viajaba también en el avión de Air France, obtuvo el mejor expediente académico de su promoción y se especializó en Organización Industrial. El andaluz vive desde hace unos meses en París, donde había fijado su residencia tras casarse, y tenía previsto desplazarse el 13 de junio a Cádiz para asistir a una boda.
