El VIII Encuentro de Mujeres que Transforman el Mundo contó en su primera sesión con una invitada de lujo, la chef Najat Kaanache, una de las pocas mujeres de renombre en el mundo de la alta cocina, que ofreció una master class en el restaurante Kuma sobre ‘El arte de las especias’, basada en la idea de que “son necesarias a la hora de estimular el cerebro, ayudan no solo a digerir, y con ellas puedes conseguir sabores que de otra forma no podrías”. De hecho, recordó, antes se utilizaban para crear jarabes y medicinas o para conservar los alimentos cuando no había refrigeración, porque las especias “son muy buenas para el ser humano”.
Pero, además de investigadora y creadora gastronómica, Kaanache es una gran defensora de los derechos de las mujeres e intenta que todas ellas puedan cumplir sus sueños. Con esa idea nació el proyecto ‘Six Ingredients’ (Seis Ingredientes), una organización basada en soluciones globales centrada en la filosofía de que cada reto puede ser superado mediante la utilización de “seis ingredientes principales, que son los cinco sentidos de los humanos y la alta conciencia”, explicó.
“La alta conciencia es pararse a pensar y decir «qué estoy haciendo» —continuó—. Esto se puede aplicar en cualquier situación, preguntarse qué estoy haciendo, reflexionar, sentir y tomar decisiones para hacer algo bueno con lo que tú tengas; porque una diplomatura no describe quien eres tú como ser humano, puedes tener 250.000 diplomas, pero si no te paras a pensar y haces uso de aquellos sentidos que tienes como ser humano, no sirven de nada”.
Hay que “pararse a pensar y hacer algo con aquello que tú ya sabes, intentar compartir parte de lo que tú ya sepas, para poder enseñar o avanzar o tender una mano a otro ser humano”, insistió. Y así surgió el proyecto ‘Six Ingredients’, dijo, “porque yo siempre he necesitado ayuda, siempre me ha ayudado gente extraordinaria y maravillosa, y echar la mano a otra persona no cuesta nada y siempre vas a dormir más tranquilo; y no consiste en esperar a que te den una palmadita en la espalda, lo tienes que hacer en silencio, que es como se siente mucho mejor”.
Su proyecto solidario se basa en la ecología y la gastronomía transformadora, a través del concepto ‘Guardianes de la comunidad’, que lidera desde su restaurante Nur en Fez (Marruecos). O guardianas más bien, porque trabaja con mujeres que “son las guardianas de la agricultura”.
Así, ella da a conocer al resto del mundo las complicaciones que hay detrás de cada cultivo y de los procesos de recolección, de modo que se ponga en valor todo el trabajo que hay detrás de cada producto. Además, en las comunidades que va creando ayuda también en aquello que puede, como por ejemplo con la apertura de pozos de agua. “No es solo cuestión de dinero, simplemente necesitas traer un ingeniero, un arquitecto, una maquinaria… para ayudar”, apuntó.
Consigue asimismo introducir en el mundo laboral a mujeres que nunca antes habían tenido una oportunidad y así ha ido formando un gran equipo a su alrededor. “En mi cocina ahora mismo no tenemos ningún gancho, solo cocinamos desde el corazón”, aseguró. “Quiero a mi equipo muchísimo. Estamos en la mitad de la nada, pero lo hacemos todo con tanto cariño que la gente nos está entendiendo y eso es lo más importante”, dijo, añadiendo que “tengo mujeres que no saben leer ni escribir, pero me hacen unas cosas… Ya hemos abierto el tercer negocio y cada vez tengo más mujeres y cada una de ellas con su Seguridad Social, que eso es muy importante, porque muchas de ellas están por encima de los 40 y hacer ese cambio con ellas… Ese momento de esperanza es lo único que me satisface al final del día, cuando me voy a dormir”.
