El pasado, el presente y el futuro del Instituto de Educación Secundaria (IES) Mariano Quintanilla, creado en 1845, se entrelazaron ayer en una jornada de puertas abiertas destinada a mostrar su actual actividad educativa a las familias con hijos en edad de realizar estudios de Secundaria y a dar a conocer a la ciudadanía segoviana la historia y el patrimonio que acumula en sus aulas, despachos, laboratorios y hasta en el jardín de entrada.
Grupos familiares, maestros acompañando a sus alumnos de sexto curso de Primaria y un buen grupo de ciudadanos, participaron en la jornada que ofreció charlas informativas a cargo del director del centro Juan Antonio Sanz García, talleres realizados por los alumnos del instituto, y visitas libres y guiadas.
La visita guiada corrió a cargo del profesor Carlos del Barrio Herrero, encargado de Patrimonio del IES Mariano Quintanilla quien además de destacar las peculiaridades del edificio declarado Bien de Interés Cultural resaltó las colecciones que alberga en pasillos, aulas y almacenes.
Destaca especialmente el legado que el segoviano Ezequiel González de la Bodega (1818-1903) hizo a su muerte, dejando al instituto en su testamento la mayor parte de las obras de arte, objetos personales y de sus viajes por medio mundo que poseía con el objeto de servir a la creación de un museo. En total, más de 400 piezas, la mayoría esculturas, aunque también hay pinturas, unas originales y otras copias de los modelos clásicos grecorromanos en bronce mármol y alabastro; piezas arqueológicas del antiguo Egipto, precolombinas.. o el capitel de la Sinagoga Mayor de Segovia. Hay también obras de grandes artistas de principios del XX como Aniceto Marinas o Ángel Ferrant. Una selección de la colección del prócer Ezequiel González se exponen en un espacio habilitado junto al paraninfo del instituto donde se proyecta crear un museo.
La biblioteca cuenta con cerca de 2.000 fondos bibliográficos fechados antes de 1900; y aunque predominan con mucho los pertenecientes a siglo XIX, hay algunos ejemplares del XVII y del XVIII. Destacan también las colecciones de los gabinetes de Física y Química y de Historia Natural de sumo interés. Pilas, cubetas, morteros, hornos, ampollas, crisoles, matraces.. que el profesor Olayo Díaz Jiménez ya catalogó en 1860. Modelos anatómicos, minerales, o animales naturalizados, entre los que destacan ejemplares de avutarda y foca monje.
También se conserva en el centro situado en pleno ángulo del Acueducto una colección de piezas de los estudios de Agricultura que comenzaron a impartirse en el curso 1862-1863, como maquetas de maquinaria y apeos agrícolas. El instituto cuenta con un jardín en el que existen especies herbáceas, arbustivas y arbóreas, abierto a la ciudad por las tarde.
Sin duda alguna, las características arquitectónicas del inmueble y especialmente la visita al Aula Machado, —única que queda con la estructura de las primitivas cátedras del siglo XIX— fueron los principales puntos de interés de muchos de los visitantes.
Linternas mágicas
La comunidad educativa del centro, que actualmente cuenta con 580 alumnos, montó para los visitantes una exposición de medios audiovisuales de 1880 a 2010. Entre los aparatos expuestos en el centro del patio de cristal había linternas para la proyección de diapositivas de cristal pintadas a mano, un fonógrafo Edison de 1915, retroproyectores, tocadiscos, casetes, un laboratorio portátil de idiomas y grabadoras de video.
