Amigos del mundo del caballo, como se denomina la asociación, fueron los que llenaron parte del comedor Restaurante San Francisco, el lugar elegido este año para el ciclo de coloquios de la agrupación. La primera de ellas, por nombre y por invitados, resultó muy atractiva para muchos, y es que en la mesa de ponentes se sentaron personas muy vinculadas al mundo del caballo y de los encierros de Cuéllar. Ainhoa Iglesias, presidenta de la Asociación, presentó a los ya conocidos Pepe Mayoral y Pedro Caminero, encerradores durante muchos años en la villa, así como a Jesús Pérez, de la ganadería Toros de Brazuelas. Moderó el coloquio el abogado y entendido taurino César Mata. No obstante, su presidenta Ainhoa explicó antes de empezar el porqué de que no hubiera ningún caballista entre los ponentes: “Estáis todos en frente, incluidos en este coloquio”.
Así dio comienzo una tarde en la que el recuerdo del pasado agosto volvió a la mente de los presentes. César Mata inició la charla hablando de “la perversión del lenguaje moderno”, que ha transformado la realidad a la hora de hablar de los encierros a pie, a caballo, y que ligada a la normativa, lo que hay que entender es el concepto de “encierro tradicional”, cuando el ganado viene del campo y se le encierra. A partir de aquí, las preguntas fueron dirigidas a la manera en que se está cuidando -o no- la tradición del encierro en una villa como Cuéllar. Se trata de patrimonio inmaterial pero cultural, y la presencia de naves en mitad del recorrido, en su opinión, son un descuido del responsable de urbanismo. Mayoral restó importancia a los obstáculos aunque sí afirmó que debe haber un equilibrio entre la tradición y el desarrollo urbanístico. Pedro Caminero fue más directo y se refirió a otros obstáculos como el famoso pinar privado que ha desviado el recorrido en los últimos años; “el Ayuntamiento debió estar pendiente y comprar la propiedad en su día, ¿quién soluciona esto ahora? ¿cambiamos el corral? No cuidamos las tradiciones y echamos la culpa a cualquiera”, comentó. Aseguró que el espectáculo de Cuéllar “es indiscutible, es espectacular y todo el mundo quiere participar, pero los toros deben entrar”, explicó refiriéndose a las regulaciones del número de caballistas.
Caminero continuó exponiendo sus ideas y hablando de “la incertidumbre de Cuéllar”, algo que, reconoció, le gusta; “me da adrenalina”, comentó. Hechos como los sucedidos el Lunes de Toros, con un complicadísimo encierro, los describió con sencillez: “de vez en cuando, los toros son toros”, acusando así la bravura que se une a esa incertidumbre. “De vez en cuando, algo sale mal, eso es lo que lo hace grande, y no por eso se debería pensar que somos peores”, indicó defendiendo su posición y profesión. Mayoral también quiso mojarse y señaló que sería beneficiosos que el “Ayuntamiento se dejase aconsejar más a la hora de decidir”, en presencia de Javier Hernanz, teniente de alcalde de la villa, allí de invitado.
INTERÉS POR BRAZUELA Jesús Pérez habló de su ganadería y las “enormes satisfacciones que le provoca”. Aseveró que es un “sueño cumplido” y habló del desgaste que sufren los toros en las calles, que se acusa en la plaza. Sin embargo, habló de ello como una característica de Cuéllar, declarándose un gran aficionado de la villa y sus festejos. Al hilo del tema, Mata le preguntó si había interés por sus novillos para este 2018. Aseguró que su novillada viene muy bien presentada y confesó que sí hay un interés por parte del Ayuntamiento, gestor directo de los festejos. “Hay más trapío que en 2017”, añadió, dejando esas expectativas para la feria de este año en el aire.
La próxima charla versará sobre la doma vaquera y el legado de Joaquín Olivera, este sábado a las 19.00 horas.
