Si no puedes ganar, no pierdas. El Viveros Herol Nava ganó un punto, aunque su afición saliera algo disgustada porque el equipo no pudo pasar del empate frente a un conjunto situado en puestos de descenso y que acumulaba cinco derrotas consecutivas. Pero hay condicionantes frente a los que resulta complicado pelear, y antes de echar un vistazo al partido, convendría hacerlo a la lista de bajas que acumulaba el conjunto segoviano, que parecía un equipo ‘light’, porque tuvo afrontar el partido sin Oleg Kisselev, Álex Tello, Filip Martins y Carlos Villagrán, además de tener a Álvaro Rodrigues y Toma Brakocevic con evidentes problemas físicos.
Es decir, que de la ‘súper plantilla’ de Nava (como dicen los entendidos del balonmano que tiene el club) faltaban cuatro jugadores, y otros dos no estaban ni mucho menos al cien por cien. Tanto fue así que Dani Gordo tuvo que subir del equipo de Segunda a Jorge Maestro, y fichar a Darío Ajo para que echara una mano. Al pivote se le notó la lógica inactividad, sobre todo en ataque.
Dicho lo cual, sería absurdo decir que el Viveros Herol Nava no tenía mimbres suficientes como para ganar al Ca’Mario Lanzarote, porque los tenía, y más cuando el conjunto canario llegó también plagado de bajas, tantas que sólo pudo meter en el acta a doce jugadores, y de ellos dos porteros, incluido Alexis que no pudo jugar ni un minuto. La diferencia estuvo en que mientras que el cuadro visitante pudo jugar a lo que quería, el local apenas encontró momentos en el encuentro para hacer lo que más le gusta, que es defender fuerte y salir a la contra. Y, cuando lo hizo, se encontró con las grandes intervenciones del portero del Lanzarote Dzmitry Patotski, el verdadero protagonista del punto conseguido por el equipo canario.
MAL PARTIDO
El Viveros Herol que jugó en la primera parte, se pareció muy poco al equipo que acostumbra a controlar a sus rivales desde el principio. El Lanzarote llegó a Nava decidido a que pasaran pocas cosas, con ataques eternos de finalizaciones sencillas, porque con un pivote inmenso como Javier García los espacios se abrían por el centro para Nicolás López y Andrei Vakhnovich. El 6:0 local se veía impotente para frenar ese ataque, y Yeray se desesperaba ante la facilidad con la que los lanzaroteños lograban lanzar.
En el minuto 6 el marcador era de 1-4, una diferencia que no era preocupante hasta el exceso, como sí comenzó a ser el 5-10 con el que se llegó al ecuador del primer tiempo. En el equipo de casa, sólo Agustín conseguía ver portería con una cierta claridad, ya que Toma se mostraba muy desacertado en los lanzamientos, y el portero Patotski amargaba la tarde a los extremos.
Al descanso, el Viveros Herol logró minimizar los daños, con un 13-15 que le mantenía vivo en el partido. Y lo cierto fue que en los primeros minutos de la segunda parte el equipo navero estuvo en disposición no sólo de igualar el partido, sino de ponerse claramente por delante, con acciones ofensivas muy evidentes, entre ellas tres contraataques de uno contra el portero. Pero Patotski rechazó uno, y vio cómo en los otros dos los lanzamientos segovianos uno se estrelló en el palo, y el otro se fue directamente fuera.
CERCA DE GANAR… Y DE PERDER
Aún así, gracias a esos buenos tramos del choque, el equipo de casa consiguió colocarse con 18-17 aprovechando dos minutos de superioridad numérica. Parecía que el partido había vuelto a la normalidad que decretaban los pronósticos, pero nada más lejos de la realidad. Nicolás López encontró un buen agujero en la defensa del Viveros Herol para mantener a su equipo en el partido, sometiendo al Nava a un desgaste que le pasó factura durante unos minutos en los que el Lanzarote consiguió de nuevo liderar el marcador. Con su ritmo pausado en ataque, con Patotski espectacular bajo palos, y con el conjunto local en la reserva, a menos de 120 segundos para el final, el 24-26 con el que se presentaba el electrónico auguraba la sorprendente derrota local.
Fue en ese momento cuando las colegiadas (buena su actuación) decidieron acelerar los ataques visitantes, descaradamente pasivos. Así fue cómo Isma marcó tras un robo de bola, y a cincuenta segundos para el final, Bruno anotaba el 26-26. El Ca’Mario Lanzarote tenía un último ataque para ganar el partido, pero sus jugadores, que habían hecho un encuentro perfecto durante 59 minutos, se precipitaron en su ofensiva, erraron el lanzamiento, y dejaron a los segovianos con posesión, y catorce segundos para intentar ganar el partido. Sin embargo, el cansancio también pasó factura en los locales, que no consiguieron siquiera lanzar más que en un golpe franco con el tiempo cumplido. El empate fue el mal menor, teniendo en cuenta cómo se había desarrollado el encuentro, y el balance final, sin ser evidentemente positivo, tampoco es catastrófico.
DANI GORDO: «Hemos hecho todo lo que hay que hacer para perder un punto, pero al menos hemos salvado la mitad de los muebles»
