La gripe se ha atrincherado en los hogares, colegios y centros de trabajo segovianos y se resiste a abandonarlos como consecuencia del frío que este año se ha instalado en la provincia y que favorece la pervivencia y circulación de los virus de invierno. “Siempre hemos dicho que las bajas temperaturas facilitan la transmisión de la gripe y este año es un buen ejemplo de ello”, comenta el jefe del Jefe del Servicio Territorial de Sanidad, César Montarelo Almarza.
La onda epidémica dura ya ocho semanas, desde comienzos de diciembre hasta mediados de febrero, superando la persistencia de temporadas anteriores y sin dar pistas claras de su despedida. Y es que el comportamiento de los virus de la gripe es irregular y rompe los esquemas de los especialistas sanitarios. Su movimiento no es previsible ya que una semana acrecientan y otra menguan sus dominios entre la población.
De hecho en la semana del 5 al 11 de febrero (la última registrada en el programa de Vigilancia de la Gripe de Castilla y León), cuando ya se pronosticaba un descenso de los casos, se ha producido un repute de la infección. Desde la segunda semana de enero, cuando la gripe llegó a la cota más alta de este año se estaba produciendo un suave descenso del número de casos, que se ha roto en la semana de las nevadas de febrero. Los últimos datos de la Red Centinela de la Junta muestran que la tasa de incidencia es de 200 enfermos por 100.000 habitantes, y la semana a caballo de enero y febrero, había 170.
En ningún momento, la gripe ha alcanzado este invierno el nivel de intensidad alto ( en torno a los 400 casos por 100.000 habitantes) y se ha movido en parámetros “bajo” y “medio”. La conclusión de los sanitarios es que si bien la intensidad de la onda epidémica no ha llegado a ser tan alta como otros años, que se han producido picos de más de 400 casos, sí está durando más y está generando que el número de casos acumulados sea mayor. Como ejemplo comparativo César Montarelo recuerda que el número de casos acumulados en la semana 6 del 2017 fueron 664, y en este mismo tiempo en el presente año hay 835.
El jefe de Sanidad ya advirtió en otoño a través de El Adelantado que la epidemia iba a ser “intensa” y reconoce que está siendo grave y especialmente virulenta. La irrupción por sorpresa de una cepa de virus que no estaba incluido en la vacuna de protección es una de las causas de la extensión de la infección que, además, se ha visto reforzada por las bajas temperaturas.
Este año los virus circulantes son mayoritariamente del tipo B, pero también del tipo H3N2 y en menor proporción del H1N1, pero “hay que tener en cuenta que dentro de cada tipo de Virus (B, H3 y H1) hay circulando varias «cepas» o virus, precisa Montarelo.
Ante las dudas que la eficacia de la vacuna está generando, el jefe provincial de Sanidad manifiesta que “aunque la protección no sea total, está demostrado que las personas vacunadas que contraen la gripe tienen síntomas más ligeros y las hospitalizaciones e incluso fallecimientos son menores en los grupos vacunados; lo que significa que la vacuna siempre protege: si se corresponde con los virus circulante protege mucho y si no se corresponde con alguno de los circulantes protege menos”.
