Un Barça con todo (bueno, sin Valdés) debió levantar el complicado reto que le propuso el Málaga, que ni poniendo estadio, césped y goles al final consiguió clasificarse. Esos ‘valors’ que se suponen al Barcelona para estar en camino de un nuevo doble clásico con tantos canteranos, de Pedro, Piqué, Iniesta y Messi. Pero no fue un baile. Se lo tuvo que trabajar el equipo de Jordi Roura para dedicarle el nuevo éxito al ausente Tito Vilanova.
A los 8 minutos, una jugada trenzada entre Xavi y Dani Alves (en probable fuera de juego) ya abrió la lata con el cabezazo del cazagoles Pedro. Podía parecer el comienzo de un paseo, pero fue la primera curva. Y es que este Málaga vaya que sí da guerra y Joaquín igualó a los 12 minutos. Fue gracias a un tiro raso tras una rápida acción en la que Piqué pareció todo un primerizo. A los 19 minutos, el brazo de Piqué cortó un centro desde la derecha y enervó un partido que dirigía el Barça como un timonel sobrio entre las olas malaguistas. El Málaga también dio para concluir el primer acto, con un disparo lejano de que Pinto no atrapó a la primera y se alargó su leyenda de inseguridad.
En el segundo tiempo, la dureza del Málaga la compensó el Barça con calidad, como mejor sabe. Y papá Piqué 49’ se estrenó con el 1-2 para compensar el error en el gol de Joaquín. El chupete a pasear y el Barça, más cerca del clásico.
Tanto que Messi y Dani Alves se pudieron dedicar, por ejemplo, a juguetear por la banda para dejar asombrados un poco más a los asistentes en el caso del argentino. Craso error éste de vender el piso sin tener tomas de luz y agua verificadas. porque tras perdonar el Barça pronto un tercer gol (en internadas de sus carrileros, Jordi Alba y Dani Alves), Welligton pasó por encima de Cesc antes de la veloz y directa acción malaguista del 2-2. Un inapelable tiro raso cruzado que reveló la valía de Santa Cruz, crack del gol.
La tensión se elevó al punto de que Pellegrini y Roura hasta se encararon en banda (feos detalles), aunque decidió el fútbol. Y este triunfo futbolero llegó con el 2-3 de Iniesta, el que convertía la remontada local en proeza de dos goles, luego tres. Messi se sumó a la fiesta con el cabezazo del 2-4 (80’) y el clásico se abrió como un melón.