Jennifer Graber vuelve al Torreón de Lozoya en compañía de Francisco Igeño con una exposición donde prima el orden caótico, las estructuras y sobre todo el color que se puede contemplar en la gran mayoría de las obras expuestas.
La exposición de Graber representa unos paisajes muy personalizados y ordenados en un plano que en su última etapa están perdiendo fuerza a favor de figuras flotantes en el espacio, mientras Igeño opta por un arte más informal con el orden y las figuras geométricas como referente y unas extrañas figuras muy coloristas que dan el toque enigmático a las obras.
Igeño representa unas obras donde se parte del informalismo en un plano ordenado siempre por figuras geométricas detrás del color, principal característica de la muestra dentro de un orden aparentemente caótico del primer plano. La exposición muestra la progresión del autor, denominado según él “por un arrastre del informalismo con el propio color creando planos y simulando dimensiones”. Según el artista, a los cuadros les define “una identidad propia”, donde conviven “con una estructura agresiva muy marcada por el color”. Los llamados gusanos, que dan la mayoría de títulos a sus obras, representan “la inconformidad ante los mandatarios”, que contienen una visión horrorosa y abominable pero a través del movimiento y el color muestran sus mejores aptitudes creando una analogía con el poder.
Por su parte, Graber señala que “las obras vienen marcadas por un paisaje muy personalizado con una perspectiva falsa y muy propia”. Las pinturas están delimitadas por los distintos elementos que la componen, símbolos según la autora, que”tienen diferentes interpretaciones, aunque la principal es la sensación de vacío y de soledad”, representan figuras como las chimeneas o las fábricas.
Esta pintora define a su obra como “una exposición muy ordenada, ya que todo tiene su lugar y está meditado para buscar el equilibrio”. Con su evolución, Graber se muestra más colorista, ya que define al color en su pintura como “liberador, fuerte y valeroso”, además de perder el plano tan marcado para dejar que las figuras floten en el espacio, que intentan romper con la rigidez intentando buscar la libertad en la pintura.
Ambos comentan que puede ser una de sus últimas exposiciones en España, debido a la falta de interés por el arte contemporáneo, al contrario que en Europa.