Miguel Ángel Alonso, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sepúlveda y concejal delegado de Hacienda y Cultura, dimite de esas responsabilidades, aunque mantendrá el acta de edil. Hoy presentará un escrito informando de su decisión. ¿Motivos? Tres. El primero, la dimisión de otro concejal, Joaquín Duque. Tal circunstancia deja al equipo de Gobierno en minoría, una situación que ha llevado a Alonso a reflexionar, y dado que ahora “mi voto ya no es decisivo”, cree que es el momento de ceder el testigo. El segundo, por “problemas de salud”. Y el tercero, la “acumulación de desencuentros con el alcalde [Ramón López, del PSOE]”. Así las cosas, Alonso ha optado por pasar a una segunda línea, para hacer “una oposición constructiva”, con la intención de “que primen los intereses de Sepúlveda por encima de los de los partidos”.
Asegura estar “muy satisfecho” con el trabajo que ha realizado, considerando que sus principales logros, en el área de Cultura, han sido conseguir la declaración del ‘diablillo’ como fiesta ‘de Interés Cultural Provincial’, la apertura del Museo Tablada, la promoción conseguida gracias a la inclusión de Sepúlveda en la asociación ‘Los pueblos más bonitos de España’ y el impulso a las excavaciones en la ciudad romana de Confloenta. En el apartado de Hacienda, Alonso subraya que los presupuestos municipales “han ido subiendo cada año” durante esta legislatura, al tiempo que se reducía la deuda. “Se empezó la legislatura con un déficit de 400.000 euros y se acabará con menos de la mitad, unos 150.000”, destaca.
De sus diferencias con el alcalde, confiesa que “hubo un momento en que se colmó el vaso de la paciencia”. “Se me ha dejado al margen, se ha contado poco conmigo… y así no me siento con motivación para seguir”, dice. Su intención, ahora, es reintegrarse como concejal del Partido Popular, formación con la que se presentó en las municipales de 2015 y de la que después se distanció, si bien sabe que el ‘encaje’ no será nada sencillo, dadas sus malas relaciones con las dos concejales ‘oficiales’ del PP —Raquel Sanz y Sandra Ortiz—, a las que él acusa de estar “desaparecidas”. “No me parece de recibo que no asistieran al pleno más importante del año, el de los presupuestos, ni me parece bien que no acudan a ningún acto público en Sepúlveda”, censuró Alonso. “El PP fue la lista más votada en las elecciones municipales, y sus representantes deben tener presencia en Sepúlveda”, añade Alonso, advirtiendo que por las redes sociales circulan mensajes, en tono satírico, sobre tal “desaparición” de las dos concejalas electas ‘oficiales’ del PP.
Con las dimisiones de Duque como concejal y ahora de Alonso se abre un periodo incierto —otro más— en la corporación sepulvedana, en la que nada es descartable. “No me extrañaría una moción de censura contra el alcalde”, suelta Alonso, aunque a renglón seguido reconoce que la animadversión entre la líder del PP, Sanz, y el de ‘Independientes por Sepúlveda’, Francisco Notario, imposibilita, a priori, esa opción. Pero con lo que se ha visto en Sepúlveda en lo que va de legislatura ya nadie se extrañaría de nada…
A fecha de hoy, el alcalde cuenta únicamente con el apoyo del otro concejal socialista, Jorge Velasco —de reciente entrada en la corporación, para sustituir al dimitido Bautista Vergara— y de María Ángeles Trapero —integrante de la candidatura del PP en las municipales de 2015, como independiente, aunque luego abandonó ese grupo para apoyar a López—.
De los otros seis concejales, tres son del PP —incluyendo al díscolo Alonso—, y dos ¿o tres? de ‘Independientes por Sepúlveda’, dado que la Junta Electoral debe decidir a quién asigna el puesto del dimitido Duque, que aunque se presentó en 2015 por esa lista más tarde se distanció de sus otros dos compañeros, pasando a ser edil ‘no adscrito’ y ahora, tras su renuncia, la Junta Electoral debe decidir a quién otorga ese puesto, si bien en Sepúlveda se da por hecho que será a otro integrante de IPS, en concreto al número 4, Gregorio Pérez.
