La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, explicó ayer que seguirá como diputada de ERC en la cámara pero cree que, para presidir la cámara, “el nuevo momento político requiere de una figura libre, sobre todo de procesos judiciales”.
“Dejo la presidencia del Parlament, pero no abandono la política en ningún caso. Seguiré trabajando para hacer un país mejor, más justo, democrático y libre que todos queremos y que estoy segura que conseguiremos”, recalcó en rueda de prensa en la cámara.
Además, añadió que la decisión de no repetir como presidenta es personal sin nada que ver con otras cuestiones, y dejó claro así que empieza un nuevo camino como diputada, con una responsabilidad diferente pero “con la misma fuerza y voluntad de servicio público”.
En su opinión, presidió la Cámara autonómica en una legislatura de “alto voltaje político y con una fuerte polarización”, pero asegura haber trabajado para los 135 diputados, a los que agradeció su tarea pese a lamentar momentos de máxima tensión en que se traspasaron líneas rojas, que no quiso concretar, y en el ámbito político, no en el personal.
Según ella, se había planteado no repetir en el cargo antes de las elecciones del 21 de diciembre, y aseguró que no sabe si seguir al frente de la institución hubiera afectado a los procesos judiciales que tiene abiertos.
“He cerrado un ciclo en una legislatura que ya se preveía corta pero muy intensa. Cuando tuve el honor de asumir la presidencia tenía claro que sería para un periodo no excesivamente largo y excepcional, como así ha sido”, subrayó.
Al preguntársele si Ernest Maragall sería un buen perfil para el cargo, apuntó que lo será “cualquier persona que esté dispuesta a defender la soberanía del Parlament”, aunque mostró sus preferencias de que los puestos de responsabilidad los ocupen mujeres.
Balance
En su balance en el cargo, reivindicó haber defendido siempre el derecho de iniciativa y la libertad de expresión de los parlamentarios porque, a su juicio, en el Parlament hay que poder debatir sobre todo libremente: “Antes de aceptar la censura y de vetar un debate por posibles represalias, hubiera dimitido”.
“Puedo decir orgullosa que no nos hemos doblegado, no hemos cedido y nos hemos mantenido firmes en nuestras obligaciones, que es garantizar el debate libre en el Parlament”, afirmó para después destacar el papel de los miembros de la Mesa soberanista que le han acompañado en su legislatura.
“El día que abramos la puerta a la censura ya no la podremos cerrar”, advirtió la diputada electa de ERC, que pidió a quien le releve que garantice que la cámara pueda hablar de todo. Así, cargó contra “la constante judicialización de la política y la incapacidad del Estado de apostar por el diálogo”.
