Recorrer la ciudad de Segovia tal y como era a mediados del siglo pasado, conocer sus tradiciones y sus gentes, ver el estado que tenían esos rincones históricos fácilmente reconocibles… Todo eso ofrece la exposición ‘Segovia en la mirada de Eduardo Rodera. El apego a las raíces’, que acoge hasta el próximo mes de junio el Museo Rodera-Robles.
Con esta muestra se conmemora el XV aniversario del espacio museístico y la mejor manera de celebrarlo era hacer un homenaje a su inspirador, Eduardo Rodera (Ángel Eduardo Rodera San Frutos, Segovia, 1910 – Madrid, 1995), que “no era fotógrafo profesional, pero sin embargo conseguía hacer obras de gran calidad. Algunas de ellas eran casi reportajes y sucesión de fotogramas de actividades, como la procesión de San Lorenzo o los domingos con la banda de música en el quiosco de la Plaza Mayor… Hay unas fotos documentales impresionantes para conocer un poco cómo era la Segovia de entonces”, explica Rafael Cantalejo, patrono secretario de la Fundación Rodera-Robles.
Añade Cantajelo que se han encontrado unos 3.000 negativos de fotografías tomadas por Eduardo Rodera, muy bien archivados, pero ningún álbum de fotos “y eso demuestra que las hacía solo para él, por el gusto de hacerlas”.
Es la primera vez que se hace una exposición de las imágenes tomadas por Eduardo Rodera, “porque hasta ahora, de los bienes que dejó, no se nos había ocurrido que podía haber sido un fotógrafo”, añade Cantalejo, quien lamenta que “la cámara de fotos tampoco la hemos encontrado, seguramente porque se la regaló a alguien, porque era una persona muy generosa”.
«Es una exposición para disfrutar, con un nivel de fotografía muy alto y con un nivel documental para los segovianos muy importante»
Sobre la muestra que abre hoy sus puertas al público, apunta que “es una exposición para disfrutar, con un nivel de fotografía muy alto y con un nivel documental para los segovianos muy importante. Estamos viendo la vida cotidiana de Segovia a mediados del siglo XX, con algunos rincones que reconocemos y otros que han variado muchísimo, otros con actividades que ya han desaparecido… “es la Segovia auténtica de los años 50, porque él se debía colgar la cámara al hombro y cuando veía una cosa hacía fotos, pero siempre desde esa percepción de segoviano que pretende hacer una fotografía lo más artística que se pueda, de calidad y con encuadres muy pensados, y que además va a servir de documento para él mismo, porque vivía en Madrid”.
Entre las instantáneas hay de todo tipo, de escenas cotidianas, de paisajes, de actividades religiosas, etcétera. “El entorno de donde él vivía es lo que más sale, sobre todo si había alguna procesión, algún desfile… En los días festivos, él se venía desde Madrid y se preocupaba de hacer las fotografías, por eso hay muchas que se corresponden con eso, con la procesión de San Roque, la de San Lorenzo, la del Corpus… y además era un hombre muy religioso, así que siempre que había una procesión estaba él por allí y nos ha dejado estos documentos que tienen esa doble faceta de documento y de fotografía bien hecha”, asegura Cantalejo.
La exposición ‘Segovia en la mirada de Eduardo Rodera. El apego a las raíces’ estará abierta hasta junio y en navidades la entrada es libre durante el horario habitual de apertura del Museo Rodera-Robles.
