Con el epígrafe “bajo secreto pontificio”, el Nuncio Apostólico de Su Santidad en España, Renzo Fratini, remitiía una carta al obispo de Segovia Ángel Rubio Castro con fecha cinco de noviembre donde le comunicaba el nombramiento de César Augusto Franco Martínez como nuevo obispo de Segovia, así como la aceptación de su renuncia al cumplir la edad preceptiva de retiro que establece el Código de Derecho Canónico.
Una semana después, el propio obispo de Segovia daba lectura ayer a la carta en la sede del obispado para formalizar oficialmente el relevo al frente de la diócesis, en un acto en el que estuvo arropado por los vicarios diocesanos y los integrantes del Colegio de Consultores.
Con voz firme, monseñor Rubio quiso informar en primera persona de su marcha de la diócesis, aunque hasta el día en que se formalice el relevo seguirá prestando sus servicios como administrador apostólico de la sede vacante.
En cuanto a la fecha en la que se formalizará el relevo, el ahora administrador apostólico señaló que la ceremonia tendrá lugar el 20 de diciembre, fecha convenida con el nuevo obispo con el fin de que inicie su tarea pastoral coincidiendo con el inicio de la Navidad.
Rubio Castro señaló que esta fecha “es la más conveniente”, ya que de esta manera el nuevo obispo podrá comenzar a integrarse en la diócesis participando en actos como la tradicional reunión navideña que el obispo mantiene con el clero diocesano, que servirá como acto de presentación hacia los sacerdotes que trabajan en la provincia.
Una semana antes, monseñor Rubio celebrará en la Catedral una eucaristía de acción de gracias con motivo del décimo aniversario de su consagración como obispo, que tuvo lugar en 2004 en la diócesis de Toledo, que presumiblemente será su último acto oficial al frente de la diócesis segoviana.
En cuanto a su futuro, monseñor Rubio aseguró que fijará su residencia en Toledo, en cuya diócesis colaborará en las tareas “sacerdotales y episcopales que me sean encomendadas”, y manifestó que se mantendrá como consiliario nacional de los Cursillos de Cristiandad al menos durante dos años con el fin de saldar una “deuda pendiente con este movimiento al que su tarea como obispo de Segovia le ha obligado a tener “muchas ausencias”. Además, pasara a ser obispo emérito diocesano, al igual que su antecesor, Luis Gutiérrz Martín.
Rubio rehusó hacer un análisis pormenorizado de lo que han sido sus siete años al frente de la diócesis de Segovia, y aseguró que su intención durante este tiempo ha sido la de “enseñar, santificar y pastorear”. “En este tiempo, he trabajado en la viña de Señor, donde a veces ha habido que podar, pero siempre he trabajado con esfuerzo, y ha sid él quien me ha dado salud para ello”.
Asimismo, señaló que en el balance de su actividad como obispo de Segovia ha habido “más positivo que negativo”. “Ha habido pecado, es cierto, pero ha sobreabundado la gracia”, aseguró Rubio Castro, que parafraseó a San Juan de Ávila, patrono del clero español para asegurar que en este tiempo “fui segador en una mies abundante en la que he trabajado con ilusión y seguiré trabajando hasta que tenga que dejarlo”.
Además, expresó que la noticia de su relevo la acogió con “un sentimiento de agradecimiento y alegría, ya que aseguró sentirse “un poquito cansado”, aunque precisó que seguirá ligado a Segovia y expresó su deseo de ser enterrado en esta diócesis “al final de mis días”.
Con respecto a su sucesor, monseñor Rubio le definió como un hombre “muy sencillo, cercano y fácil al diálogo”, y destacó su especial relación con la juventud, probada por el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud que se encargó de coordinar en 2011. “Creo que va a ayudar mucho a la diócesis,-aseguró Rubio Castro- porque tiene más experiencia como obispo que yo y además en una archidiócesis como la de Madrid”.
Además, señaló que en las conversaciones que ya ha mantenido con monseñor Franco, “he notado que viene muy contento a esta nueva tarea, consciente de que necesita el apoyo de todos”.
