La ‘Plataforma del Directo Madrid-Aranda-Burgos’ se ha reunido con el consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, Juan Carlos Suárez-Quiñones, para trasladarle su “preocupación” por la intención de ADIF de desmantelar parte de la línea. De igual forma, dicho colectivo pidió a Suárez-Quiñones que mantenga una reunión con Madrid y País Vasco para favorecer dicha línea.
La Plataforma forzó al consejero de Fomento y al director de Infraestructuras, Luis Alberto Solís, a estudiar la “viabilidad económica y técnica” de esta infraestructura. Según expresó Suárez-Quiñones, la Junta está “totalmente a favor” de la reapertura de la línea siempre que los “criterios económicos y sociales así lo recomienden”.
Con esta premisa inicial, el Ejecutivo de Castilla y León va a solicitar el informe que el Ministerio de Fomento ordenó realizar sobre esta línea en su día. De igual forma, Suárez-Quiñones se comprometió, en un corto espacio de tiempo, a mantener “conversaciones sobre el tren con responsables de la Comunidad de Madrid y del País Vasco”, dado el interés que existe por la reapertura de esta línea expresada tanto por las Cámaras de Euskadi, como por el Puerto de Bilbao. También se comprometió “a mantener el contacto con la Plataforma e informarla de los resultados de dichas actuaciones y conversaciones”.
La Plataforma acudió a la reunión de Valladolid con su presidente, Jorge Núñez; el secretario, Francisco Cebas; el portavoz, José Luis Cortijo; alcaldes de localidades de Segovia y de la Comunidad de Madrid; el representante sindical de CGT en ADIF, Joaquín García; y el concejal y diputado provincial de Imagina Burgos Marco Antonio Manjón, en representación de la ‘Plataforma por el progreso de Burgos y el empleo’.
historia Como se recordará, la comarca Nordeste de Segovia ha levantado su voz en los últimos meses para exigir la reapertura de la línea férrea de Madrid a Burgos por Aranda de Duero, al entender que el regreso de los trenes puede contribuir a revitalizar la zona. Inaugurada en 1968, dicha línea soportó un importante tráfico durante dos décadas, hasta que en los años 90 entró en declive. El golpe de gracia fue en marzo de 2011, cuando se produjo un desprendimiento en el túnel de Somosierra, dejando sepultada una máquina bateadora encargada de efectuar los trabajos de mejora de la línea. De forma sorprendente, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) optó por no reparar el túnel. Y el pasado año decretó el cierre definitivo de la única estación intermedia que permanecía operativa, una decisión duramente criticada en la zona.