‘La Casona del Pinar’ reabrió sus puertas. Después de que la Junta de Castilla y León anunciará, el pasado 3 de julio, que arrendaría las instalaciones al empresario César Boal, en la mañana de ayer se produjo su reapertura. “De momento, la actividad es escasa; esperamos para la segunda quincena de julio una ocupación media de entre 20 y 30 personas”, señaló Boal que, eso sí, prevé que en agosto esa cifra se duplique. “El problema —añadía— ha sido que hemos cogido las riendas con la campaña de verano ya iniciada, y la mayoría de quienes venían aquí en esta época han hecho las reservas en otros establecimientos”.
Para empezar, ‘La Casona’ abre en su totalidad su pabellón C, con 50 habitaciones. En cuanto a su plantilla, cuenta, de momento, con 16 empleados, de los que “casi el 70%” tenían ya experiencia en el establecimiento. Los precios del alojamiento y manutención se mantienen con respecto a los del pasado año, en virtud del contrato firmado por Boal con la Junta. Y, en cuanto a las novedades de ‘La Casona’, su máximo responsable quiso ayer destacar la terraza que se ha situado en el jardín, abierta a todo tipo de público.
El origen de ‘La Casona’ se remonta a la posguerra española. Fue el marquesado de Cañada Honda quien donó al Estado la finca. Durante años, los sindicatos se encargaron de su gestión. En tiempos de escaseces, allí pasaron sus vacaciones de verano infinidad de familias de obreros, siempre y cuando hubieran ganado previamente el sorteo organizado al efecto. Con la creación de las autonomías, ‘La Casona’ pasó a la Junta en 1982, que primero lo gestionó directamente , después a través de Sotur y, en los últimos años, por medio de la Fundación Siglo. El alojamiento supo sortear las dificultades propias de cada momento, alcanzando épocas gloriosas, como cuando en 2002 registró cerca de 60.000 pernoctaciones. Pero en los últimos ejercicios notó los efectos de la crisis. Por ello la Junta decidió, a finales de 2012, cerrar el establecimiento, despidiendo a sus 47 trabajadores, y convocando meses después un concurso del que ha resultado adjudicatario Boal por dos años, prorrogables otros tres, y que después podrá ampliarse anualmente por acuerdo de las dos partes, hasta un máximo de 20 años.
