Ya viene la Cuaresma desde la lejanía borrando con su sombra toda la luz del día… Con estas palabras comenzó un año más el combate de Don Carnal y Doña Cuaresma, interpretado en la Plaza Mayor por el Taller Municipal de Teatro, con los actores Maite Hernangómez, Luisa Pérez y Aday Segado, junto a las impresionantes percusiones y danzas de Os Batucones. Todo un espectáculo propio y original del Carnaval de Segovia que puso punto y final a la celebración del Entierro de la Sardina 2016, protagonizado por las ocho comparsas oficiales con la in-solemnidad y el desmadre que caracteriza a este desfile irreverente.
La lluvia quiso recibir también a la cuaresma en un miércoles de ceniza fresco y ventoso en el que, sin embargo, estos desagradables elementos meteorológicos respetaron una jornada más el programa carnavalero y permitieron su normal desarrollo. Las gotas comenzaron a caer con ganas justo cuando terminaba el espectáculo organizado por la Concejalía de Cultura; antes apenas “chispeaba”, en castellano de Segovia utilizado oportunamente por la quiosquera de la plaza.
El cortejo fúnebre-burlesco había comenzado a las siete de la tarde a la vera de la iglesia de San Martín, testigo mudo de este acto carnavalero que, quizá debido al viento molesto que azotó la ciudad durante todo el día, no fue seguido por muchos espectadores. La nota musical la puso la Escuela Municipal de Dulzaina, con brío y animadas tonadas, formada por casi una veintena de componentes, entre dulzaineros y tamborileros.
A continuación, el orden del desfile, establecido por las propias comparsas como en los anteriores de este carnaval, hizo que la más veterana, La Semifusa, con sus 35 años de historia, abriera el paso hasta llegar a la plaza entre fingidos lamentos y chanzas. Su generosa sardina, en tamaño, estaba salpicada de escamas fotográficas de personajes de la vida política y social.
No fue la única sardina que fue enviada a la hoguera, preparada esta con espero por bomberos del Servicio municipal de Extinción de Incendios, para simbolizar la quema de políticos y corruptelas, pues la comparsa La Morada, la nueva del carnaval segoviano, integrada por personas próximas a Podemos, lanzó al fuego toda una hilera de negras sardinas con letreros como ‘Matas’, ‘ERES’, etc.
Los reos de la comparsa de Apadefim prefirieron ser fieles a sí mismos, a las sardinas quemadas otros años, y exhibieron un artístico y colorido pescado, a la acuarela sobre tabla. Se quemó estupendamente, como también el cohete de la comparsa Pasitos, primera sardina enviada al espacio en un cohete en llamas; eso sí en forma de pavesas. Se desconoce si alcanzó la estratosfera.
La sardina de los Vacceos iba en una caja de sardinas, como mandan los cánones, acorde con el atuendo vikingo de sus integrantes y como recién pescada en el mar del norte, al menos al norte del Ciguiñuela.
La más plateada —todas las abuelas recomiendan comprar sardinas relucientes como la plata— era la de la comparsa Semaforitos, eso sí con el símbolo pirata grabado en el lomo.
Los Chirigoteros quemaron una monstruosa sardina verde, Sardina Shrek se llamaba la difunta, de poliespán o material similar a juzgar por el humazo.
La última comparsa en enterrar su sardina, incinerándola en la hoguera como todas las demás, fue Para que tú lo bailes, y en esta ocasión fue portada en un hermoso ataúd adornado con flores, como si de la mismísima Bella Durmiente se tratase. Mucho cuento tienen estos comparseros.
Al son de la dulzaina y el tamboril de la escuela municipal fueron unos cuantos los que se animaron a echarse unos ‘agarraos’, pasodobles parecían, en el espacio comprendido entre la Calle Real y la hoguera, situada frente a la calle San Frutos.
Pero poco duró la juerga, porque amenazaba lluvia. La narradora del combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma avisaba: “Domingo de Piñata habrá celebración pero al lunes siguiente…”
