A estas alturas, pocos pueden poner en duda que el Acueducto de Segovia es una de las obras de ingeniería más importantes de todos los tiempos. Su diseño ha soportado el paso del tiempo durante más de dos milenios –año más o menos según los últimos hallazgos arqueológicos, y ha llegado hasta nuestros días con una funcionalidad casi plena. Aunque su parte central es la más conocida, a lo largo de su trazado pueden verse elementos que forman parte de su historia y que han contribuido a su mantenimiento; y la iniciativa “Domingos de Patrimonio” de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Segovia quiso ayer ponerlos en valor en una visita que permitió a cerca de una treintena de personas conocer un poco más los dos desarenadores que el bimilenario ingenio hidráulico aún conserva.
De la mano del arqueólogo y director del Museo de Segovia Santiago Martínez Caballero, la visita comenzó en el desarenador de ‘La Retina’ o ‘Chamberí’ situado junto a la carretera de La Granja y situado a 13,3 kilómetros de la toma de agua al pie de la Sierra de Guadarrama. Martínez Caballero aseguró que esta estructura es una obra del siglo XV o inicios del XVI, con una restauración importante en el XVIII, aunque precisó que está construido muy cerca de la zona donde se cree que existió el original, construido hace más de dos mil años. En este desarenador se observan las construcciones típicas de la época medieva, así como el inicio de las canalizaciones que llevaban el agua hasta la parte alta del Acueducto, que reemplazaron a las originarias romanas de una mayor anchura.
