Amaneció el día con lluvia y la jornada de ayer en ‘’Titirimundi’’ sufrió las consecuencias. Las actuaciones de calle se suspendieron por la mañana y por la tarde tuvieron que cambiarse los escenarios elegidos para algunas de las obras, aunque el Festival Internacional de Títeres siguió su curso, ofreciendo innumerables actuaciones para grandes y pequeños, porque no hay diluvio que estropee esta trigésima edición.
Afortunadamente, el sol volvió a brillar por la tarde y las marionetas y creaciones de los artistas venidos de todo el mundo pudieron salir a la calle para regocijo de segovianos y visitantes, que cruzan los dedos mirando al cielo para que hoy no caiga ni gota de agua, que ayer ya estropeó el taller de títeres para niños previsto en el Azoguejo y suspendió la actuación del espectáculo de El Retablo, que comenzó a las ocho de la tarde en San Martín.
Y es que para esta jornada sabatina son muchas las actuaciones previstas. No habrá un rincón del casco histórico en el que no se respire la magia de los títeres. Volverán a la calle las marionetas de Taiwán, las risas de Rufino Clown, y el gran artilugio ‘Mono the Monkey/
Headspace’; y los patios se llenarán de nuevo de pulgas amaestradas, trampolinistas de gomaespuma, las historias de Eugenia Manzanera…
Los teatros acogerán el mundo de The House of Fanny Bell, las tradiciones populares de la península de la mano de Os bonecos de Santo Aleixo, la animación de Ferenc Cakó, y la historia de superación que relata El espejo negro en ‘Óscar, el niño dormido’, entre otras propuestas.
Segovia sigue respirando títeres en este fin de semana en el que el Festival alcanza su apogeo y grandes y pequeños recorren los escenarios buscando esas historias que vienen de otras partes del mundo y que trasladan a los espectadores a diferentes países sin moverse de la ciudad.
Como la que que los chilenos Teatro de Ocasión están ofreciendo durante estos días a los pequeños estudiantes de la ciudad en el Teatro Juan Bravo, con su obra ‘El viaje redondo’, en la que los tres protagonistas viven una particular travesía por las cuatro estaciones del año, empezando por el verano, que ya se aproxima.
El espectáculo, en el que mímica y música se mezclan indisolublemente, conquista a todos aquellos que la ven, pues los actores involucran a los pequeños en su recorrido a través de animación de objetos, sonidos y textos en forma de canciones.
Los actores no sólo se mueven por el escenario, sino que toman la sala desde el principio, ya que son ellos mismos los encargados de recibir al público y entretener a los pequeños hasta que el teatro está completamente lleno y cada uno ha ocupado su asiento. Así que no resulta raro verlos bajar al patio de butacas en medio de la actuación para mojar a los niños y que sientan el frescor de un baño en la playa, por ejemplo. Toda una experiencia sensorial.
La furgoneta que recorre el mundo
Veinticinco veces ha participado la compañía Teatro TEHb en ‘Titirimundi’. Veinticinco años ha viajado su furgoneta —que Maia Krasnopolskaya e Ilya Eperbaum conocen como ‘ambulancia teatral’—desde Rusia hasta
Segovia. Veinticuatro años ha cosechado un éxito innegable y, seguramente en esta edición, también lo haga.
Y es que su espectáculo es uno de los más originales que puede verse en el Festival Internacional. Bueno, habría que decir mejor sus espectáculos, porque la base siempre es la misma, pero las representaciones varían en cada ocasión, convirtiéndose en un momento único e irrepetible, del que sólo pueden disfrutar tres espectadores en cada actuación, los que caben en su furgoneta teatral.
Su propuesta para la XXX edición de ‘Titirimundi’ es ‘La enciclopedia de los dragones’, un recorrido por las leyendas europeas y sus monstruos, en las que los afortunados descubrirán la eterna lucha entre el bien y el mal.
Se trata de un proyecto nuevo, explica Maia Krasnopolskaya, creado especialmente para su ‘ambulancia teatral’, con un escenario medido al milímetro, al que no falta detalle, y unas marionetas elaboradas y manejadas al estilo tradicional, con las que consiguen involucrar a los espectadores en la historia como si fueran de carne y hueso.
Respecto al público segoviano, la artista reconoce que es uno de sus favoritos, porque trasmiten a los actores todo el sentimiento, mientras que “los rusos entienden las obras, pero no lo expresan”, asegura.
Y añade que ‘Titirimundi’ “es el mejor Festival del mundo”, porque “hay festivales para titiriteros, sólo como laboratorio, que son interesantes; y otros festivales para el público que buscan recaudar dinero; pero en Segovia hay una conexión de las dos cosas y a los titiriteros les gusta mucho venir aquí, están alegres, y la atmósfera que se crea es muy positiva, también para los espectadores, con espectáculos diferentes y en muchas calles”.