Casi un año después ha sido posible identificar el cadáver hallado en el cauce del río Eresma como el de un hombre de 55 años, vecino de Segovia, que pereció ahogado por causas que se desconocen. Para ello, la Policía Nacional tuvo que localizar a un hermano del fallecido y cotejar el ADN de ambos.
Como se recordará, el 18 de junio de 2015 un empleado de la empresa Tragsa, que realizaba tareas de limpieza en el río, encontró los restos de lo que parecía una persona, ocultos por una gran mata vegetal y precisamente cuando procedía a retirarla. El lugar donde se encontraba es el del paraje de la Pilarica, a las afueras de la ciudad de Segovia.
El operario informó inmediatamente a la Policía Nacional y hasta el paraje se desplazaron agentes de Seguridad Ciudadana, Policía Científica y Policía Judicial.
Una vez que comprobaron que se trataba de restos humanos, fue necesario que un juez procediera al levantamiento del cadáver para trasladarlo al Instituto Anatómico Forense donde se procedió a la autopsia y se obtuvieron muestras de ADN.
Los investigadores se encontraron con restos humanos en avanzado estado de putrefacción y sin documentación que permitiese identificar el cadáver, aunque desde el primer momento se trabajó con la certeza de que se trataba de un hombre de aproximadamente 50 años. Por otro lado, la autopsia reveló indicios de muerte por ahogamiento, sin hallar otras señales de muerte violenta.
A partir de ahí comenzó un intenso trabajo de investigación para saber a quién pertenecían los restos hallados, con la complicación añadida de que en la Comisaría de Policía de Segovia no había denuncias sobre la desaparición de un hombre de esas características.
Aunque se procedió a difundir el hallazgo del cadáver por todo el territorio del Estado, para poder contrastar con las denuncias por desaparición de personas desaparecidas, no se obtuvo ningún resultado.
El hecho de que nadie hubiera denunciado la desaparición de esta persona hizo pensar a los investigadores que podía tratarse de una persona cuya familia no tuviera conocimiento de su desaparición y por ahí se continuaron las pesquisas.
Finalmente, se encontró a una familia que tenía entre sus miembros un hombre de edad que encajaba con el cadáver encontrado y del que no sabían nada desde hacía tiempo.
Uno de los miembros de esta familia se prestó voluntario para una extracción de ADN que fue cotejada con las muestras procedentes del cadáver. El resultado ofreció que ambos “estaban relacionados genéticamente por vía materna”, ya que eran hermanos, según ha informado la Subdelegación del Gobierno en una nota de prensa.
De esta manera se ha identificado el cadáver y se ha comunicado a la familia.
