El comisario europeo de Interior e Inmigración, Dimitris Avramopoulos, recibirá hoy en Bruselas a los responsables de Inmigración de Suecia, Dinamarca y Alemania para examinar la respuesta de estos países a la creciente presión migratoria y llegada de demandantes de asilo a su territorio, tras la reintroducción de controles en sus fronteras interiores, pese a ser una medida restringida por el código a Schengen a situaciones de “amenaza grave” para el orden público o la seguridad nacional.
“El objetivo es mejorar la coordinación entre los países implicados, para asegurar una mejor gestión de la migración”, explicó en una rueda de prensa el portavoz jefe de la Comisión Europea, Margaritis Schinas.
Las últimas decisiones controvertidas fueron los controles de identidad obligatorios a toda forma de transporte en el paso entre Dinamarca y Suecia, y la reintroducción de controles temporales en las fronteras de Suecia y en las de Dinamarca con Alemania.
A la reunión, además de Avramopoulos, asistirán el ministro de Justicia e Migración de Suecia, Morgen Johansson; la ministra de Migración e Integración de Dinamarca, Inger Stoejberg; y el secretario de Estado de Interior alemán, Ole Schröder.
Los nuevos controles impuestos por Dinamarca fueron notificados el mismo lunes a Bruselas, que ya esperaba esta medida porque fue anunciada por el Gobierno danés a mediados de diciembre, cuando avisó de que reintroduciría esta vigilancia en su linde con Alemania si Suecia mantenía los controles reforzados en su frontera.
“A primera vista, la situación parece conforme con las reglas del código Schengen, pero seguimos la situación de cerca”, indicó al respecto la portavoz comunitaria de Interior, Tove Ernts.
Se trata de una medida “temporal” que cubre un periodo de diez días (hasta el próximo 14 de enero) y será analizada más en profundidad tras el examen preliminar, según apuntó la portavoz, que también avisó de que para prorrogar los controles sería necesario evaluarlo también de manera más exhaustiva.
El código Schengen que regula el espacio de libre circulación prevé como únicas razones para reintroducir los controles en las fronteras interiores la existencia de una “amenaza grave” para el orden público o para la seguridad nacional, aunque también recoge que la presión migratoria no es una razón en sí misma que justifique reforzar los controles.
En este contexto, Bruselas considera que la presión migratoria actual sí es un motivo que puede quedar cubierto por las disposiciones del código de la UE.
