Los lesionados durante la avalancha producida en el recinto municipal del Madrid Arena en la fiesta de Halloween del 1 de noviembre de 2012 acudieron ayer a declarar en calidad de testigos durante la décima sesión del juicio.
Así, cinco de los heridos por el tapón humano formado en uno de los vomitorios del recinto dieron su versión de los hechos en la segunda jornada del juicio dedicada a las declaraciones de los testigos.
Una de las heridas por la avalancha humana y amiga de la fallecida Belén Langdon, Belén Sastre, aseguró que una vez se cayó al suelo, y tuvo a la gente encima, sin poder salir, pensó “me muero ahora mismo, no voy a salir de aquí”.
Según relató ante la fiscal, se cayeron al suelo boca arriba. “Fue tan rápido que no dio tiempo a reaccionar”, aseguró. “Como en dos minutos ya teníamos gente encima”, añadió. “No se podía ver nada, tenía el brazo totalmente torcido, con un dolor horrible”. Fue entonces cuando escuchó a su amiga Belén Langdon decir “me muero, no puedo respirar”.
Entonces Sastre pensó que si tenía que morir allí, lo haría. “No sé en qué momento me puse a rezar y me quedé inconsciente”. Después fue rescatada por “un chico”, que la cogió en brazos y fue entonces cuando ella pudo coger aire “como cuando sales de la piscina sin haber respirado durante mucho tiempo”. Respecto a las sensaciones experimentadas durante el tapón humano, aseguró que fue “un caos”, porque todo el mundo estaba “llorando y gritando”.
Otra de las supervivientes, Amor López, afirmó que una vez en la avalancha dentro del vomitorio escuchó a una chica que estaba detrás de ella decir “no puedo más, no puedo más, dile a mi padre que le quiero”, y que después se enteró que era Katia Esteban, una de las cinco fallecidas en la tragedia.
Cuando esta testigo llegó a la pista “no había excesiva gente” sino que la masificación se produjo cuando quisieron salir. Les dijo a sus amigos que quería salir de la pista y no sabe cómo se vieron “de repente encajados”, con gente empujándoles, a punto de salir del pasillo.
Una vez en el vomitorio, aseguró que “en ningún momento” estuvo en el suelo, pero sí que llegó a tener “cierta inclinación.
Mis amigos vieron que me estaba muriendo y sacaron fuerza de no sé dónde y me sacaron”, matizó.
Otro de los jóvenes atrapados, Miguel Hernández, afirmó ayer que una vez se cayó entre la multitud que dio forma a la avalancha, la gente que tenía encima le pisó “todas las partes del cuerpo”. También indicó que “no tuvo que acceder por ningún control”, y que solo tuvo que salvar una fila para poder entrar al recinto.
La última testigo en declarar durante la jornada de ayer, Sandra Fuentetaja, afirmó que acudió al recinto municipal sobre las 00.30 de la noche con un grupo de amigos “bastante grande”. Todos ellos llevaban entrada. “La pista estaba a rebosar”, explicó.
