Abengoa presentará hoy a su consejo de administración el plan de viabilidad con el que la compañía pretende establecer una hoja de ruta para garantizar su futuro, que pasará por reducir su tamaño y focalizarse en sus actividades de construcción, ingeniería e innovación, sobre las que quiere cimentar su resurgimiento empresarial.
Para ello, el plan, elaborado con el respaldo de la firma de asesoramiento Alvarez & Marsal, deberá contar con el visto bueno de todas las partes implicadas en el futuro del grupo: banca acreedora y bonistas. “La solución debe contar con el consenso de todos los acreedores, ya que Abengoa vale más en funcionamiento que si entra en concurso”, indicaron algunas fuentes implicadas en la negociación a los medios de comunicación.
Y es que ese consenso entre todas las partes será necesario para que el proyecto del grupo salga adelante, ya que el plan para impulsar la Nueva Abengoa contempla una compañía un 50% más pequeña en términos de beneficio bruto de explotación (Ebitda), con una facturación un 60% inferior a los cerca de 7.700 millones de euros ingresados al año y con deuda de entre 3.000 y 4.000 millones de euros, frente a los casi 9.000 millones de euros actuales, según el borrador del plan en el que trabaja la compañía andaluza.
Esta rebaja del endeudamiento será posible no solo gracias al previsible canje de deuda por acciones por parte de los acreedores en un porcentaje aún pendiente de negociación, que reducirá la participación de los actuales accionistas, sino también a un plan de desinversiones por valor cercano a los 1.500 millones de euros y quitas por definir.
Por ello, una vez se presente el plan por la compañía, será necesario que los bancos y bonistas conozcan esa hoja de ruta y alcancen un acuerdo, que se presenta más que difícil al abordar una importante quita y capitalizar parte de la deuda. Y es que los bancos, que todavía no conocen nada de un plan que esperaban haber tenido en sus manos desde el pasado 18 de enero, de entrada no contemplan ningún tipo de quita en la deuda.
Pero este visto bueno de los acreedores se presenta determinante para que la compañía pueda esquivar el concurso antes de la fecha límite del 28 de marzo y pueda así focalizarse en renacer impulsada por su ‘core business’, según anunciaron.
