El atleta Javier Guerra ha sido distinguido con el Premio Diputación en su categoría de ‘Deporte’ por sus sucesivos éxitos que le han colocado en el reducido grupo de segovianos que han ascendido a la élite del deporte mundial y que ha logrado además abrir una nueva ventana de luz a una prueba, la maratón, en la que los últimos éxitos españoles se remontan muchos años atrás. El segoviano se enfrenta el próximo verano a la prueba más importante de su carrera: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Brasil).
Javier Guerra es un segoviano orgulloso de pasear el nombre de la provincia por el mundo entero, a grandes zancadas, mientras cosecha éxitos deportivos ante la mirada de sus paisanos que siguen entusiamados sus carreras. Si es la carrera de maratón en un Mundial, persiguiendo de cerca sin calentones a los, de momento, intratables africanos y últimamente, como primer representante de los corredores europeos; si es un campeonato europeo, en las primeras plazas.
Reconociendo los méritos logrados hasta ahora y quizá haciendo previsión de un gran éxito en el Río de Janeiro olímpico del próximo agosto, Javier Guerra Polo (Segovia, 10 de noviembre de 1983) ha sido distinguido con el Premio Diputación al Deporte, un galardón que acoge con total naturalidad aunque “siempre agradecido porque se reconozca el trabajo que se está haciendo porque esto también anima a seguir luchando”.
La Olimpiada de este año es la meta y para ello se está preparando intercalando sus estancias en Segovia, donde reside y se encuentra feliz con sus amigos y familia, pero también “con el ánimo de la gente que te para por la calle y te apoya”, con los continuos viajes a cualquier parte del mundo para correr diferentes pruebas —la última, hace unos días, la media de Madrid, donde fue quinto y también el primer español— casi a modo de preparación de la gran cita, la más importante para él hasta el momento.
“El test definitivo ante la Olimpiada será el Campeonato de Europa de la media maratón, donde sabremos realmente cómo estoy de cara a Río”, explica con la naturalidad del que ha encontrado en el atletismo de élite una profesión en la que dice encontrarse en “mi mejor momento para hacer grandes actuaciones en la prueba de maratón”.
Guerra sueña en alto aquella carrera que, respecto a los rivales, “será la misma que en los últimos dos mundiales”, donde hizo los puestos 15 y 13, posiciones nada asequibles para cualquier europeo e imposibles en este momento para otro español, “en la que sé hay que correr de manera muy inteligente para tratar de estar en los mejores puestos”. Quizá ese día logre ver el titular que una vez dijo que sería el que más le gustaría: “El mejor día de Guerra”.
Su trayectoria en la distancia y las fundadas esperanzas de una gran actuación en Río de Janeiro, le han abierto al atleta Javier Guerra un rayo de esperanza en una prueba que los grandes resultados españoles se remontan a los tiempos de Abel Antón, Martín Fiz, el tristemente fallecido Diego García, Chema Martínez o Julio Rey.
