Triana Martínez, hija de la autora confesa de la muerte a tiros de Isabel Carrasco, declaró ayer a preguntas del Fiscal, Emilio Fernández, que segundos antes de cometer el crimen, el 12 de mayo de 2014, recibió una llamada de su madre, Montserrat González, en la que le confesó sus intenciones de matar a la política leonesa. “Me dijo la estoy viendo, estoy viendo a la Carrasco y voy a terminar con todo esto”, aseguró.
Triana explicó que ambas se habían separado minutos antes del asesinato y que ella tenía pensado ir a mirar tiendas para un regalo de cumpleaños, mientras que su madre iba a “andar” como “hacía muchos días” para después ir juntas a Carrizo de la Ribera, donde vivían su padre y su abuela. No obstante, estos planes cambiaron cuando Triana recibió una llamada de su madre en la que le notó “muy nerviosa”.
Además, la acusada precisó que en dicha conversación telefónica, que duró 36 segundos, su madre también le dijo que estaba cruzando la avenida Condesa para dirigirse a la pasarela sobre el río Bernesga, lugar donde se produjo el crimen.
Ante esta situación, Triana Martínez se dirigió hacia la avenida Condesa y vio cómo su madre Montserrat arrojaba un bolso en un garaje. “Cuando crucé la vi, vi que tiraba el bolso, me crucé pero no pude hablar con ella. Pensé que había cogido la pistola de mi padre”, aseveró.
Esta es la razón que Triana esgrimió ante el tribunal del jurado para justificar que recogió el bolso que, según ella, había arrojado su madre y que contenía el arma homicida. Triana agregó además que no pudo hablar con su madre porque fue “directa al bolso”, pero que vio que Montserrat se encontraba “pálida, rota y mal”.
“Cogí el bolso, pero no miré qué había dentro, quería ver qué pasaba con mi madre. Pensé ¿cómo tira el bolso? Si ha tenido que coger una de las pistolas de mi padre. Fui corriendo a cogerlo, no le pregunté a ella, ni miré dentro”, sentenció Triana.
En cuanto al papel de la Policía Local Raquel Gago, la tercera imputada por el asesinato de la política leonesa, Triana Martínez afirmó que se encontró con ella “por casualidad” y que previamente le había llamado por teléfono, pero que no pudo contactar con ella.
En ese momento, siempre según la versión de Triana, Gago estaba enfrascada en una conversación con otra persona, un controlador de la ORA. “No le dije nada, sólo le dije que si tenía el coche abierto, no esperé a que me dijera nada y probé. Probé y estaba abierto. Dejé allí el bolso porque pesaba mucho”, añadió. A preguntas del letrado de Raquel Gago, Fermín Guerrero, la acusada negó de nuevo que la agente de Policía local tuviera implicación alguna en el crimen.
En la misma línea, la agente Raquel Gago, corroboró la versión ofrecida por Triana, además de asegurar que no sabía por qué Triana metió el arma en su vehículo, “pero desde que eso pasó no he tenido vida”. Además, a preguntas de su propio letrado, Fermín Guerrero, Raquel negó cualquier tipo de enemistad con Isabel Carrasco, a la que ni siquiera conocía personalmente, “sólo de los medios de comunicación,” y afirmó que la política tampoco perjudicó a ningún miembro de su familia.
