Cuenta la historia que el cocinero de la Corte de Luis XV, de origen eslavo, quiso agasajar al monarca el día de la Epifanía con un roscón tradicional de su tierra, pero con una sorpresa en su interior: un medallón de diamantes que compró gracias a la colaboración de otros miembros del servicio. Mientras que la tradición de regalarse roscones se perdía en Europa del Este, Luis XV quedó encantado con el invento y se dedicaría a propagarlo, con una moneda en su interior como sorpresa, entre la aristocracia francesa y europea. Así fue como, a lo largo del siglo XVIII, llegaría a España, donde recibió una excelente acogida. Pronto la costumbre pasaría de los nobles al pueblo llano.
Lejos de perderse, esta tradición ha ido ganando adeptos hasta el punto de que actualmente el día de los Reyes Magos no se concibe sin los regalos que traen sus majestades de Oriente y sin este delicioso postre a base de una exquisita mezcla de harina, levadura, azúcar, mantequilla, huevos, ralladura de cítricos, agua de azahar, frutas escarchadas y almendras.
Además, se está extendiendo la costumbre de dar un toque personal a la degustación de este pan dulce en forma anular, introduciendo en su interior regalos especiales con los que obsequiar a una persona querida. Lo habitual y mayoritario es que el rosco guarde en su interior una figurita portadora de suerte para quien la encuentre en su trozo y un haba que le obliga a pagar el postre al que la reciba en su plato.
El presidente de la Asociación de Pasteleros de Segovia, Jesús Manso, explicaba ayer que este año se están vendiendo más roscones de Reyes que nunca. “Estamos desbordados. Quizás, al ser la fiesta entre semana, pues la gente se ha animado más, y se alargará la degustación del roscón, hasta el sábado, por lo menos”. Ayer se pudieron ver largas colas en las pastelerías segovianas para comprar este rico dulce de Reyes. En este sentido, Jesús Manso, agradeció la paciencia de los segovianos para poder adquirir el roscón de Reyes. No hay crisis que valga para mantener la tradición.
Desde hace muchos años los roscones son elaborados con crema, nata y trufa, entre otros productos, ya que son los más demandados, aunque este año también se pueden degustar roscones de café. El precio del roscón oscila entre los 24 y los 26 euros, el tamaño grande, dependiendo del relleno, un coste similar al del año pasado.
Las previsiones apuntaban a que los pasteleros hayan trabajado la pasada noche hasta la una de la madrugada, volviendo al horno sobre las cuatro para seguir elaborando y vendiendo el roscón de Reyes. “Es normal esta venta, y según los tiempos que corren es de agradecer”, comentaba el presidente de los pasteleros.
