La escritora estadounidense Joan Didion (Sacramento, 1934) comenzó a escribir ‘The Year of Magical Thinking’ (‘El año del pensamiento mágico”) el 4 de octubre de 2004, y terminó el manuscrito 88 días después, en la víspera de Año Nuevo. Con una dilatada y exitosa trayectoria como escritora y periodista, aquel relato consolidó su figura en todo el mundo. La narración era la respuesta a la muerte de su marido y a la de su hija, Quintana, que fallecería también con posterioridad a los 39 años.
Considerado hoy un ‘icono’ de la literatura contemporánea norteamericana, el relato, un libro sobre la muerte, tema tabú en Estados Unidos, fue llevado años después a Brodway. ‘El año del pensamiento mágico’ es una historia real que la compañía Guindalera Teatro representó con enorme éxito, en su propio espacio escénico, ubicado en el Barrio de Salamanca, en Madrid, bajo la dirección de Juan Pastor, que se encargó además de la traducción del texto de Didion. Interpretada por la veterana actriz Jeannine Mestre, la compañía pondrá en escena la obra este viernes, día 26, en la iglesia de San Nicolás (21,00 horas), en el marco de “Los Viernes Abiertos”, del Taller Municipal de Teatro.
La actriz representa el personaje de Didion en una historia “absolutamente real, que nada tiene de ficción” puesto que traslada la experiencia personal que tuvo la escritora y que ella misma denominó como “mágica”, comentó ayer Pastor a este diario. La narración, llevada después al escenario, es un intento de trascender el estupor y sinsentido en que nos deja sumidos el dolor cuando experimentamos la muerte de alguien cercano.
Pastor considera que el texto trasluce esa ‘actitud mental que nos hace sentirnos convencidos de que tenemos ciertos poderes para influir en el curso de los acontecimientos”, sentimientos que, a juicio del director teatral, suelen aflorar “cuando se han padecido o experimentado experiencias muy traumáticas”. “Es una experiencia –añade- que está en las culturas primitivas, es un pensamiento mágico que hace, por ejemplo, que se saque al santo en procesión a la espera de que llueva”.
Para Pastor, Didion reflexiona sobre “cómo la vida puede cambiarnos en unos segundos, a consecuencia, en este caso, de la muerte de sus seres queridos” y aunque “se trata de una experiencia suya, lo personal se convierte en algo universal”. “Lo interesante también –añade Pastor- es que la autora habla de aspectos muy fuertes y lo hace, sin embargo, con un gran sentido del humor muy especial, con mucha ironía”.
Al tratarse de una experiencia “completamente real”, la obra puede despertar “algo de morbo”, afirma Pastor, quien recalca que tanto en la traducción de la obra como en la puesta en escena “no he querido adulterar nada en absoluto”; al margen de que, según recalca, la actriz Jeannine Mestre “hace un trabajo fabuloso”. “No solo tiene una carrera teatral de mucho peso, sino algo especial, tiene muy clase”, recalca el director de Guindalera Teatro, para quien el recinto de la iglesia de San Nicolás supone un marco ‘ideal’ para la representación de la obra, al tratarse de un espacio “que invita a la trascendencia, puesto que tiene algo místico, religioso, en el buen sentido de la palabra”.
«Que se abran tantas salas es fruto de la desesperación»
El director teatral Juan Pastor lamenta los ‘efectos terribles’ del IVA Cultural y la ‘ínfima calidad’ de muchos espectáculos teatrales
Después de más de una larga carrera en los escenarios de Madrid y el País Vasco, el director teatral Juan Pastor y su esposa Teresa Valentín-Gamazo fundaron, hace ahora 13 años, el Teatro Guindalera, un pequeño espacio teatral situado en el barrio de Salamanca, en Madrid. De la mano de Pastor, se creó Guindalera Teatro, que hoy aglutina a un equipo de intérpretes y gestores culturales, capaces de crear obras con un estilo propio, que se estrenan y representan, y con gran éxito, en la pequeña sala teatral, siempre llena.
La efervescencia teatral en Madrid y Barcelona, con la apertura de numerosas salas, con todo tipo de experiencias teatrales, supone, a juicio de Pastor, un espejismo. “Es fruto de la desesperación, de la situación de nuestra profesión, sobre todo en cuanto a la producción, porque el 21% del IVA Cultural se ha cargado la pequeña industria casera que había en este país”, dice Pastor, que recuerda cómo los proyectos teatrales “apenas duran dos o tres años”. “Hay mucha oferta, pero la calidad es ínfima, fruto de la desesperación, la gente no puede trabajar y hace lo que sea y como sea”, afirma Pastor, quien lamenta que haya impuesto “el todo vale”. A su juicio, “hoy apenas se pueden hacer montajes de dos actores y dos tablas, por una mera cuestión de superviviencia”. En este sentido, explica como la compañía apostó por realizar una producción de gran formato, “Tres hermanas”, que se puso en escena en la Sala Verde, de los Teatros del Canal, que gozó de gran éxito de público durante las cuatro semanas que estuvo en cartel. “Después de pagar todo, que ya es un triunfo, no sabíamos que hacer porque nadie se atreve a contratar una compañía de once actores”, afirma Pastor, para quien “atravesamos una crisis de valores y de educación”. “Ojalá algún día los políticos entiendan que la cultura es necesaria, que no es puro divertimento, sino algo más, aunque no tengo mucha esperanza”, afirma.
Con Guindalera Teatro, asegura, “estamos en las catacumbas”. “Tenemos un estilo propio y un público muy fiel. Pero con el teatro lleno, apenas nos podemos mantener”, concluye.
