Una cosa son las declaraciones de intenciones y otras las acciones y resultados. Al menos en la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado (AVRAS) lo tienen muy claro cuando hablan de la repercusión que tendrá el Plan Especial de Áreas Históricas de Segovia (PEAHIS) en la vida de los vecinos del casco antiguo. No se fían de que pueda mejorar si no se dota al barrio de los servicios necesarios y se facilita la actividad cotidiana como en cualquier zona residencial.
“El PEAHIS se presenta como el instrumento fundamental para revitalizar el casco histórico y a nosotros se nos queda insuficiente, no es el plan más apto para esa revitalización necesaria”, afirma Pedro Montarelo, portavoz de la asociación de vecinos, quien añade que “si partimos de la base de que es un enfermo terminal, por lo menos en muy malas condiciones, podemos a lo sumo aceptar que el plan especial puede ayudar a reanimar un poco a ese enfermo”.
En este sentido, los vecinos estiman que hace falta una apuesta “mucho más decidida” por mejorar y mantener las condiciones de vida adecuadas de los vecinos y recuperar servicios para ellos.
Montarelo cree que hay que empeñarse en ello incluso con recursos económicos públicos. Su argumento es que los turistas no vienen a Segovia por casualidad y que desde los poderes públicos se invierte mucho dinero en campañas, en mejorar la oferta dirigida a los visitantes, etc. “Gracias a eso vienen y eso genera beneficios que deben trasladarse también a la población”, concluye.
El presidente del colectivo recalca que son los vecinos del recinto amurallado los cuidadores del patrimonio histórico, los que garantizan que no se va a perder. Por ese motivo apunta a planes gestores, como los que existen en otras ciudades, algunas también Patrimonio de la Humanidad como Segovia, “que sí son elementos revitalizadores en esas capitales”.
De lo contrario, indica que el casco antiguo está abocado a convertirse en un parque temático y califica de irresponsable encomendar al uso turístico la ciudad. Montarelo recuerda que la UNESCO, en su declaración como bien de Patrimonio Mundial a Segovia lo que hace es recoger “el conjunto singular, único, en el que se mantienen de una forma excepcional el caserío, espacios libres, paisajes… Si se van los vecinos significará que no se ha protegido el conjunto, porque no tenemos preocupación de que vayan a desaparecer el Acueducto, la Catedral o el Alcázar, o los edificios declarados BIC, pero eso no es suficiente para conservar lo más rico que tiene la ciudad, que es la vida, que Segovia no sea una ciudad muerta”.
Montarelo insiste en que AVRAS lleva años reivindicando el reconocimiento del recinto amurallado como barrio, que los vecinos del centro histórico adquieran conciencia de ello pero, sobre todo, que lo asuman las Administraciones. A diferencia de otros barrios de la ciudad, algunos históricos como San Lorenzo, el Cristo del Mercado, Santa Eulalia, etc. en el recinto amurallado se habla de parroquias: San Andrés, San Esteban, San Martín… pero la unidad de barrio es todo el recinto amurallado, sostiene el presidente del colectivo vecinal. Sin embargo, mientras para determinadas actuaciones en la ciudad se consulta a los vecinos de los barrios (San José y Santa Eulalia recientemente), en AVRAS mantienen que no se produce de igual forma en esta zona. “Lo último fue una reunión informativa sobre la remodelación de la calle Daoiz, a la que ni siquiera fuimos invitados, y cuando hemos presentado alegaciones, por ejemplo sobre la Ordenanza del Ruido, el resultado ha sido la incomprensión”, dice Montarelo.
Esa es una de las causas, comenta, de que hayan ido desapareciendo servicios, junto al argumento “de que no es rentable”, recalca, “cuando turísticamente sí somos rentables y somos la plaza del pueblo para verbenas con decibelios desorbitados”.
Las propuestas de AVRAS para el plan especial van dirigidas a recuperar servicios, dotaciones (deportivas, sanitarias, etc) y facilitar la vida a los vecinos en el ámbito de la movilidad, entre otras.