Segovia es una ciudad movilizada por la ilusión. La que genera el festival de Titirimundi, que tuvo ayer, viernes, el sol y las suaves temperaturas un importante aliado. Segovianos y visitantes inundaron las calles deseosos de empaparse del festival; desde quienes acudían a un espectáculo concreto, en los patios o el teatro, hasta los que ‘buscaban’ por las calles a músicos o compañías donde detenerse para quedar hipnotizados por el teatro de la ilusión.
Entradas agotadas a los espectáculos cerrados y masiva presencia de público en los espectáculos callejeros dan cuenta de la buena salud del festival. Y los niños también volvieron a ser protagonistas. Así ocurrió en los talleres organizados en la facultad de Educación del campus de la UVa. Repartidos en diferentes aulas del campus María Zambrano, más de 350 escolares aprendieron las técnicas de construcción de títeres con materiales reciclados, y aprendieron a realizar máscaras de cartón, esculturas corporales o los secretos del arte de las sombras. Entre las numerosas propuestas del festival, destaca la que ayer disfrutaron escolares de pueblos como Fuentesauco y Cantimpalos que asistieron en el teatro Juan Bravo a la representación, por parte de la compañía «La Pera Limonera», del espectáculo «Rucs el maleficio del brujo».
El festival ofrecerá hoy a los amantes de los títeres una buena lista de propuestas para el disfrute. Suspendidas las funciones de la compañía Teatro Milagros en el Juan Bravo, por accidente de una de sus actrices, otros, de los espectáculos, “Algo huele a podrido”, de Elvis Alatac; “Dan’s l’atelier”, de Tof Thêàtre o “La caravana de l’horreur”, de Bakélite.
