Después de un fin de semana primaveral, con un ambiente meteorológico más propio de otras latitudes, el tiempo quiso ayer devolver a Segovia las frías temperaturas propias de la capital en el último día del Triduo Pascual, para celebrar el Domingo de Pascua con la «Procesión del Encuentro» entre Cristo Resucitado y Nuestra Señora del Rocío, que pone el punto final a los actos religiosos y devocionales organizados por la Junta de Cofradías de la Semana Santa segoviana.
Con muchas novedades con respecto a años anteriores, la procesión volvió a demostrar la apuesta de las cofradías segovianas por ofrecer elementos distintos y diferenciadores de otras Semanas Santas de la región. En esta ocasión, la incorporación de cargadores para llevar la imagen de Cristo Resucitado añade un componente de emoción en el traslado marcado por el esfuerzo de los cargadores de la cofradía del Cristo del Mercado y de la Feligresía de San Andrés, que llevaron la valiosa talla de la escuela castellana datada en el siglo XVI en el trono en el que la Cofradía de la Esclavitud del Santo Cristo de la Cruz porta a su imagen titular en el traslado procesional del Jueves Santo.
Al esfuerzo de los cargadores hay que añadir el de la cuadrilla de costaleros que trasladaron el trono de Nuestra Señora del Rocío, integrada por cofrades de la hermandad y de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad del barrio de San José, que volvieron a exhibir la emoción del compás cofrade en las distintas «levantás» realizadas a lo largo del trayecto.
Al tener que cubrir un recorrido más extenso, el trono de la Virgen del Rocío partió a las diez de la mañana desde el Convento de Santa Isabel, acompañado por hermanos y feligreses de la Hermandad rociera, y por la banda de la Asociación Cultural Unión Musical Segoviana. Los costaleros tuvieron que emplear fuerza y destreza en la calle Teodosio el Grande, para controlar el peso del trono en la empinada cuesta abajo que les llevó hasta el Azoguejo para desde allí llegar a su cita con el Resucitado atravesando la Calle Real.
La imagen del «Resucitado» partió a las 11,30 horas desde el patio del convento de las Madres Dominicas, escoltado por una escuadra de la comandancia de la Guardia Civil con uniforme de gala, y precedida por los estandartes y guiones de las cofradías segovianas. Antes de salir en procesión, las religiosas dirigieron el rezo de una oración pascual, tras la que arrancó el cortejo procesional. La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, acompañada por varios ediles acompañó a la procesión hasta su entrada en la Catedral.
A las 12,25 horas , frente a la Casa Consistorial, tuvo lugar el encuentro entre la virgen y el Resucitado, en el que cargadores y costaleros mostraron su pericia en el manejo de los tronos. Así, los cargadores, al ritmo marcado por la banda de cornetas y tambores de la Feligresía de San Andrés, realizaron ante la virgen un «baile» que simboliza la alegría del encuentro con la madre, mientras que los costaleros reverenciaron por tres veces la llegada del Resucitado en uno de los momentos más emotivos de la procesión.
Tras el encuentro, las dos imágenes se dirigieron a la Catedral, donde fueron recibidas por el obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, acompañado por integrantes del cabildo de la Catedral, antes de dar comienzo a la misa solemne de Pascua que tuvo lugar en el altar mayor de la seo segoviana.