La villa ha celebrado durante estas dos semanas las fiestas de la Exaltación de la Cruz y la Virgen de la Piedad, con un completo programa de actividades culturales, festivas, gastronómicas y de entretenimiento, organizadas por el Ayuntamiento y la comisión organizadora de festejos, en los que han participado niños, jóvenes y mayores.
Uno de los momentos más esperados fue, como cada año, la celebración de la romería de la Virgen de la Piedad, un día con mucha carga emocional para los vecinos y los nacidos en la localidad, que en encuentran en esta cita, un motivo ‘obligado’, para acudir al pueblo. Los actos religiosos copan la jornada, siendo la ermita de la Piedad, en la entrada al casco urbano, el epicentro de los actos. Por la mañana se celebró la misa, en la que participó el coro de Nuestra Señora la Virgen de la Piedad. Y ya por la tarde, tuvo lugar la tradicional romería de la Virgen, que contó con una inesperada protagonista, la lluvia, que interrumpió el habitual recorrido, por lo que se adelantó el regreso a la ermita. Por la noche, la verbena a cargo de la orquesta Marengo, envolvió la plaza Mayor en torno a un gran ambiente, con mucho público. Al día siguiente, domingo, la charanga Jarra y Pedal, acompañada de las peñas, llenó de un gran ambiente las calles.